DOCUMENTOS BÁSICOS DEL PARTIDO DE LOS COMUNISTAS
Los Documentos Básicos que aquí se publican fueron aprobados por el Congreso fundacional del Partido de los Comunistas y ratificados, con algunas modificaciones, por su III Congreso Nacional, celebrado en la Ciudad de México los días 23,24 y 25 de Marzo de 2012
La Comisión del Comité Central.
PROGRAMA DEL PARTIDO DE LOS COMUNISTAS
El drama de México
La presencia en nuestro país de monopolios globales que pretenden dominar políticamente a todo el mundo para apoderarse de sus recursos y riquezas y que cuentan con el respaldo de los Estados Unidos y otras potencias financieras y militares, aunada a la actitud entreguista y dependiente de nuestros gobernantes ha colocado a México en una situación dramática por los daños severos que sufre nuestra población, por la pérdida paulatina de nuestro territorio, por el despojo sistemático de los derechos patrimoniales y políticos que corresponden a la Nación, por la pérdida de los derechos elementales de los obreros y los campesinos y de todo el pueblo trabajador y por el creciente riesgo de que México pierda de manera total y para siempre su carácter de país independiente.
El programa de los comunistas
Los comunistas siempre hemos tenido y tenemos propuestas válidas y eficaces para resolver los problemas graves del país. Sabemos que acciones emprender para recuperar nuestro territorio y evitar ulteriores desprendimientos; para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera y del pueblo; para rescatar los derechos de los que la Nación mexicana ha sido despojada; y para garantizar el desarrollo independiente de nuestro país.
Hemos propuesto cancelar de manera definitiva el pago de la deuda externa y su servicio que nos deja sin recursos para atender los reclamos del desarrollo y para dar respuesta a las demandas nuevas y seculares de la población.
Hemos propuesto denunciar o cancelar el TLC que somete a nuestro país desde el punto de vista político y económico y promueve la anexión de México a los EEUU.
Hemos propuesto que los recursos que se obtengan por el no pago de la deuda se apliquen para impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas del campo y la ciudad, que aseguren a los mexicanos empleo y satisfacción de sus necesidades elementales.
Hemos propuesto la reivindicación plena de los derechos de la clase obrera. Hemos luchado en contra de las privatizaciones de los sectores estratégicos de nuestra economía.
Hemos sido partidarios de garantizar el empleo, la educación, la salud y la vivienda para todos los mexicanos. Hemos sostenido la necesidad de que se respeten los derechos de los indígenas, de las mujeres, de los jóvenes, de los ancianos y hemos luchado por la democracia como ningún otro partido o grupo político.
Hoy mismo estamos luchando por rescatar a los mineros asesinados en Pasta de Conchos, porque cese la represión hacia los huelguistas de Cananea, Taxco y Sombrerete y por la libertad de los presos políticos; en contra de la pretensión del gobierno de entregar a los extranjeros la totalidad de nuestro petróleo y la electricidad; de acabar con los sindicatos independientes; de atropellar a los pueblos indígenas; de perseguir y encarcelar a los dirigentes del pueblo; de reprimir toda manifestación de protesta; de permitir el deterioro del medio ambiente en beneficio de los monopolios; y de emprender una acción de exterminio, típicamente genocida en contra de los jóvenes con el pretexto de combatir a la llamada delincuencia organizada de que el propio gobierno forma parte.
Seguiremos impulsando este programa mínimo incluyendo en él no solo la lucha en contra del TLC sino también en contra del Plan Mérida y del “Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de América Latina” (ASPAN) que es una estrategia única de invasión de nuestro país por parte del imperio.
Pondremos además el acento en un programa antimonopolista, porque son los monopolios, el imperialismo, el principal enemigo de nuestro pueblo. La lucha antimonopólica es y será un medio, un vehículo de acumulación de fuerzas para cambiar su correlación y estemos en condiciones de tomar el poder.
Cuando proponemos un socialismo para ahora, estamos hablando de abrir de inmediato un periodo de tránsito entre el caduco capitalismo voraz depredador y genocida, y el nuevo orden revolucionario que sugiere una intensa lucha de las clases oprimidas, que debe desplegarse en un escenario complejo y multifacético.
En lo cultural combatir con energía todas las tesis seudocientíficas, filosóficas, económicas y políticas, con que los monopolistas pretenden justificar su existencia.
En lo moral, cuestionar severamente el hecho de que un millar de personas se apropien de la riqueza que corresponde a 7 mil millones de seres humanos; cuestionar asimismo la enorme desigualdad que existe en el mundo y en México, donde un trabajador de salario mínimo necesita miles de años para ganar lo que unos cuantos ricos ganan en un día.
En lo económico los mexicanos debemos organizarnos en unidades productivas independientes, de autogestión y fuera del control de los monopolios y el gobierno, que nos permita producir, sobrevivir, resistir, y combatir al sistema.
Los mexicanos debemos organizarnos de manera urgente para luchar contra el terrorismo de Estado y porque se restablezcan en la Constitución y en las leyes las garantías individuales y los derechos humanos.
Lo nuevo en el programa de los comunistas consiste en la concepción que hoy tenemos de que ninguno de los grandes problemas de nuestro país se pueden resolver en el marco del actual sistema capitalista, que dominan las empresas trasnacionales.
Estamos convencidos también de que las propuestas que formulamos no podrán ser llevadas a la práctica si la clase obrera y sus aliados no toman el poder para instaurar un nuevo Estado, que no será como el actual que ya fracasó en el propósito original de defender los grandes intereses nacionales y de conducir a nuestro pueblo a mejores estadios de la vida social y política.
Estamos convencidos que si los burgueses, que han renunciado a sus posiciones políticas en favor de los monopolios internacionales y del gobierno de los Estados Unidos, quisieran reconstruir al Estado mexicano, éste sería nuevamente entregado a los enemigos de la Nación.
Lo que proponemos es un Estado de nuevo tipo, donde participen, bajo la dirección de la clase obrera, los trabajadores del campo y de la ciudad, los pueblos indios, los intelectuales y jóvenes progresistas. Podríamos hablar inclusive de los industriales y empresarios nacionalistas, pero estos han desaparecido como clase social del escenario político del país. Quedan aquí algunos burgueses que se enriquecieron a costa del patrimonio nacional, pero que no son mexicanos, ni nacionales sus capitales, así hayan nacido y vivan en México. Ellos pertenecen a los grandes monopolios globales que quieren apoderarse de México y el mundo.
El régimen capitalista en el que vivimos está condenado a morir en poco tiempo a causa de una crisis estructural insalvable, por eso nuestra propuesta va dirigida a la clase obrera y a todos los demás sectores desposeídos de nuestra patria.
La crítica situación actual hace necesario el cambio revolucionario hacia un nuevo orden económico y social, mediante la conquista del poder político por el proletariado.
En una palabra proponemos la construcción del socialismo como la única alternativa válida frente al capitalismo salvaje y decadente. El sistema socialista no encierra ningún misterio, es aquel donde la clase obrera, los campesinos y los trabajadores todos, del campo y la ciudad, gobiernan y disfrutan de la riqueza que ellos mismos producen.
Podemos durar días o años para lograr nuestro objetivo, eso dependerá de muchas circunstancias, pero nuestro empeño por alcanzarlo será parte de nuestra agenda cotidiana.
La creación de nuestro partido es una contribución para mantener viva, hasta alcanzar la victoria, la idea de que la clase obrera tiene la misión histórica de liberarse a si misma y liberar junto con sus aliados al resto de la sociedad, de organizarse jurídicamente como clase dominante para que junto con sus aliados, formar un Estado que promueva la verdadera independencia nacional, la nacionalización de la tierra y la socialización de los medios e instrumentos de la producción económica y del cambio.
Un Estado que imponga la planeación del desarrollo económico como un medio para lograr el incremento sostenido de los niveles de vida del pueblo y no para engordar las estadísticas.
Un Estado que garantice y haga posible que todos los mexicanos tengan un empleo con base en sus capacidades y disfruten de un ingreso que corresponda a sus aportaciones y, donde todos los habitantes tengan acceso a la vivienda, a la salud, a la educación y al disfrute de los bienes de la civilización y la cultura.
Nosotros no creemos en la democracia burguesa con todo y el IFE y la llamada alternancia en el poder, empezando porque aquí no se cuentan los votos y de hacerlo significaría el triunfo de algunos de los partidos registrados, cuando todos representan y sostienen las ideas y los intereses de los monopolios y el imperialismo.
No creemos en la democracia burguesa porque ésta mantiene en la miseria a más de la mitad de la población y ha postrado a nuestro país bajo el dominio de las empresas trasnacionales. Nosotros concebimos a la democracia como la democracia de los trabajadores, que se ejerce a favor del pueblo y en contra de los explotadores y de los servidores del imperialismo.
Expresado lo anterior, el Partido de los Comunistas adopta los siguientes puntos programáticos:
Único.- Los comunistas se proponen como su objetivo único y fundamental construir a la brevedad posible el régimen socialista, donde el poder corresponda a la clase obrera y a sus aliados y la riqueza sea distribuida de una manera justa entre el pueblo trabajador, aboliendo para siempre la propiedad privada sobre los medios e instrumentos de la producción económica y del cambio y la explotación del hombre por el hombre. Esto significará un cambio profundo en la sociedad mexicana donde los hombres se organizaran de una manera distinta para producir lo que necesitan; para destrabar y desarrollar impetuosamente las fuerzas productivas y se empiecen a resolver los viejos y nuevos problemas de nuestro pueblo, que adquirirá una manera más elevada de vivir y de entender a la sociedad humana y al mundo.
El nuevo Estado significaría la reconquista del derecho que la Nación tiene a la autodeterminación y a establecer sus propias formas de gobierno, por lo que tendría que seguir ampliando la democracia, pero su objetivo inmediato sería el de erradicar de nuestro país la pobreza, el hambre y la marginación. Asegurar la integridad de nuestro territorio, de la soberanía nacional y el desarrollo independiente del país.
El nuevo Estado tomaría de inmediato las siguientes medidas:
Cancelación de la deuda externa y denuncia del Tratado de Libre Comercio para evitar que se sigan saqueando nuestros recursos; eliminar los peligros de la anexión y desprendernos definitivamente del imperio norteamericano.
Decretar la nacionalización cabal de la tierra como única medida eficaz para conservar la integridad de nuestro territorio y para promover la producción agrícola, ganadera y forestal. Los distritos de riego serian reservados a empresas del Estado con lo que quedaría garantizada la producción de alimentos básicos para nuestra población. El resto de las tierras podrían ser entregadas a las comunidades indígenas y concesionadas a ejidos, cooperativas y aun a particulares dependiendo del tipo de cultivo y de las condiciones del terreno.
Ya Marx desde el siglo XIX sostenía que la propiedad privada sobre la tierra era un absurdo porque nadie puede ser propietario de una porción del globo terráqueo y que su nacionalización, aun en el régimen capitalista, era una necesidad social que se abriría paso por encima de las leyes, los prejuicios y los intereses de los grandes terratenientes.
Nacionalizada a la tierra se mantendrá con mayor vigor todavía el principio de que corresponde a la Nación el dominio de todos los recursos naturales, las aguas interiores, el mar territorial, la zona económica exclusiva, las riquezas del subsuelo y que tratándose de los hidrocarburos, el uranio y otros minerales estratégicos no se otorgaran concesiones a particulares, lo mismo que en la generación, conducción y distribución de la energía eléctrica. Todos aquellos bienes que en su momento fueron considerados como propiedad de la Nación y de los cuales ha sido despojada, volverán a ser parte de su patrimonio.
El Estado proletario tomará posesión a nombre del pueblo y de la Nación mexicana de todas las empresas industriales, comerciales y de servicios que existan en el país, en especial de las empresas estratégicas, como son los bancos, los ferrocarriles y los transportes en general, los puertos, los aeropuertos, las empresas mineras, teléfonos, radio y televisión, la industria siderúrgica y automotriz, la industria pesada, la industria de transformación, las grandes cadenas comerciales, el correo, la comunicación satelital, las aseguradoras, las productoras de fertilizantes, insecticidas, semillas mejoradas y tomará medidas para fortalecer su domino sobre el desarrollo económico.
El nuevo Estado formulará el plan de desarrollo económico concebido como un medio para elevar constantemente los niveles de vida de los mexicanos.
El nuevo Estado tomara en sus manos, a nombre de la Nación mexicana y del pueblo, la educación del país en todos sus niveles y aquellos servicios que tengan que ver con la salud, la vivienda, la nutrición y el vestido de los mexicanos. Se fortalecerá y ampliara el sistema de seguridad social para toda la población.
El nuevo Estado tomará con urgencia aquellas medidas que tiendan a sanear el medio ambiente porque el capitalismo contaminó las aguas, las tierras y el aire hasta llegar a niveles peligrosos.
El nuevo Estado respetará la autonomía plena de los pueblos indígenas y tomara medidas urgentes para elevar su vida y la de los demás grupos marginados hasta integrar plenamente, desde el punto de vista material y espiritual, a la Nación mexicana.
El nuevo Estado establecerá una política internacional con base a los principios del internacionalismo proletario, prestara su solidaridad a aquellos países que luchan por su liberación nacional y mantendrá relaciones de respeto y amistad con todos los pueblos del mundo.
El nuevo Estado someterá por la fuerza si fuera necesario a los enemigos del pueblo, a los explotadores que se resistan a abandonar sus antiguos privilegios y someterá a juicio a todos aquellos criminales que hayan cometido actos de genocidio, hayan causado lesiones graves o la pérdida de la vida a los seres humanos durante las acciones represivas o en los sitios de tortura.
El nuevo Estado cumplirá con todas aquellas tareas que le encomienden los trabajadores y el pueblo. Hasta que hayan desaparecido las diferencias entre el campo y la ciudad, entre el trabajo manual e intelectual y se haya eliminado todo vestigio de explotación, hasta que los mexicanos, libres de ataduras, cumplan con sus respectivas tareas y obligaciones sin necesidad de acciones coercitivas y puedan satisfacer a plenitud sus necesidades, disfrutando de los bienes materiales y espirituales que la sociedad comunista producirá en abundancia.