Participación del Compañero Salvador Castañeda O’Connor en el Acto Solemne para festejar el 90 Aniversario de la Gran Revolución de Octubre, realizada por el Partido de los Comunistas y de la Juventud Comunista de México. Tepic, Nay. 2 de diciembre de 2007.
Compañeros y amigos:
Yo pertenezco a una generación agradecida. Esa generación, integrada por quienes éramos adolescentes en la época en la que terminó la II Guerra Mundial y que fuimos a los internados de primera y de segunda enseñanza que fundó el Gral. Cárdenas. Esa generación fue educada en el amor a la Patria, en el amor a la Humanidad, en las ideas del progreso y nos fueron inculcados sentimientos de un profundo agradecimiento para la Unión Soviética y al Ejército Rojo que salvó a la humanidad de los horrores del fascismo. El fascismo es la tiranía más cruel y despiadada que la burguesía haya construido hasta ese momento.
Por eso hoy, lo primero que quiero hacer, es decir que estamos y estoy muy agradecido con la Unión Soviética y con el Ejército Rojo, que son los que vencieron al fascismo; son los que derrotaron al Ejército imperial; son los que a partir de Stalingrado empezaron su marcha, liberaron a su país de la peste parda del Ejército Nazi y a todos los países del Oriente de Europa, hasta acorralar al Ejército Nazi en su madriguera y plantaron la bandera de la hoz y el martillo en el Reichstag.
Entre tanto, los aliados, los ingleses, los norteamericanos fingían que luchaban; se dedicaban a hacer películas sobre sus supuestos héroes de guerra y cuando crearon el Segundo Frente no fue para combatir al fascismo. Hay documentos de que Allen Dules se entrevistó con los mariscales hitlerianos en Suiza para dar el viraje y luchar juntos contra la Unión Soviética.
Cuando crearon el 2º Frente fue para detener el avance del Ejército Rojo y no para combatir al Ejército de Hitler.
Más de 20 millones de soviéticos sacrificaron sus vidas por la humanidad, mientras que el saldo en la guerra fue para los norteamericanos de apenas unos 300 mil hombres.
Compañeros y amigos:
Entre la Revolución de Octubre y la Revolución Mexicana hay una relación profunda. Porque también nosotros tuvimos nuestra revolución, casi contemporánea, una revolución que cambió la fisonomía del país. Un país cuyas tierras eran propiedad de unas cuantas familias y que estaba poblado por más de 500 mil aparceros y por millones y millones de esclavos y de peones agrícolas. Un país atrasado se convirtió en un país agrícola con cierto desarrollo industrial. Cambió nuestro país con una revolución democrático–burguesa, que tenía como propósito destruir el feudalismo y detener la intervención extranjera. Una Revolución Antiimperialista.
Pues bien, entre nuestra Revolución y la Revolución Soviética hay algo más que una concatenación dialéctica, hay algo más.
Miren ustedes. Álvaro Obregón fue el primer Presidente de México y el primer Presidente de América Latina que estableció relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. ¿Por qué motivo? Porque Álvaro Obregón fue el primero en poner en práctica los postulados del Artículo 27 Constitucional. A esa revolución nuestra, los norteamericanos la vieron al principio con simpatía, porque Porfirio Díaz estaba ya prefiriendo los capitales ingleses a los capitales norteamericanos, pero ante el temor de que profundizara su carácter antiimperialista, los Estados Unidos se dedicaron a acechar, a molestar, a conspirar, a golpear a nuestra revolución.
Hay ejemplos de ello: fueron los Estados Unidos los que intrigaron, a través de su embajador Henry Lane Wilson en 1913, el golpe de estado contra el Presidente Madero, y fueron los Estados Unidos los autores intelectuales del asesinato del Presidente Madero y del Vicepresidente Pino Suárez. Fueron los Estados Unidos los culpables de ese golpe de estado, del cuartelazo de Huerta. Más tarde los Estados Unidos invadieron Veracruz en 1914 y en 1916 implementaron la llamada expedición punitiva y volvieron a invadir a México.
Tenían miedo de perder sus intereses, y cuando Álvaro Obregón empieza a aplicar el Artículo 27 constitucional, tuvieron pavor los norteamericanos, de perder sus derechos para seguir explotando el petróleo, las minas y los grandes latifundios, propiedad de norteamericanos. Le impusieron al propio Obregón los tratados de Bucareli para exigir a México pagar indemnizaciones por los daños sufridos por los ciudadanos norteamericanos a causa de la revolución. Entonces la respuesta de Obregón fue de establecer relaciones con la Unión Soviética; y yo digo que la sola presencia de la Unión Soviética evitó que el imperialismo norteamericano se tragara a México y se tragara a su Revolución.
Y este hecho no es un hecho aislado. No es una cuestión sin antecedentes. No es una cuestión espontánea.
Miren ustedes. Ya el diputado Cravioto en el Congreso Constituyente de 1917, cambió la frase de Lincoln, para decir que la democracia es el gobierno, no del pueblo, sino de la mayoría del pueblo, por la mayoría del pueblo y para la mayoría del pueblo. Cravioto terminó su discurso diciendo que la democracia era el socialismo.
Emiliano Zapata hizo publicar una carta en La Habana dirigida a los soviéticos, donde dice que sería de gran interés, que nos convendría mucho, que convendría a todos los pueblos de América y convendría a los países de la vieja Europa, que se consideraran las causas nobles en favor de la humanidad, tanto de la Revolución Mexicana como de la Revolución Soviética. Que esas revoluciones expresaban el interés supremo de los pueblos oprimidos y el interés supremo de la humanidad.
Villa. El gran Pancho Villa tenía un referente de lujo. Él preguntó a un amigo que fue a Moscú, a un artista, le preguntó por Jonhy. Ese referente de lujo era John Reed, el periodista intelectual norteamericano que vino a hacer la crónica de la revolución nuestra al lado de Villa y después fue a Rusia para escribir “Los Diez días que conmovieron al mundo”. John Reed, por cierto, es tal vez el único intelectual norteamericano que ha venido a México, que habla no sólo con respeto, sino con un gran amor del pueblo mexicano. Y Villa preguntó a su amigo, ¿qué pasa con Jonhy?, –Jonhy ya murió, murió de cólera en Moscú, está enterrado en los muros del Kremlin– Y Villa, a propósito de eso, hace elogios muy encendidos de la Revolución Soviética.
El Gral. Salvador Alvarado, que fue Gobernador de Yucatán, decía: –Hay palabras que la humanidad pronuncia con cierto temor, con cierto miedo, es la palabra hereje, por ejemplo, que la Santa Inquisición aprovechaba, una Santa Inquisición que era todo, menos Santa– decía el Gral. Alvarado, -…aprovechaba para matar a los científicos, a los poetas, para quemarlos vivos en la hoguera, para quemar a los físicos, a los matemáticos, a los hombres de ciencia. Después se supo que para eso se utilizaba la palabra “hereje”- Y decía el Gral. Alvarado, –…hay una palabra que se utiliza también con cierto temor, es la de “bolchevique”, y si se quiere herir a alguien se le dice “bolchevique– y el Gral. Alvarado expresó: –Bolchevique no quiere decir otra cosa más que radical, -¿y qué están haciendo los radicales en la Rusia?-, decía él. –Están haciendo las cosas que los radicales de México soñamos. Han destronado a la autocracia en Rusia y han establecido un gobierno de trabajadores. Han derrumbado la explotación de la mayoría por una minoría absurda. Han proclamado al trabajo eficiente como explicación de la vida. Han proclamado los radicales en Rusia como fundamento de la vida: la tierra, el trabajo y el amor. Que la libertad quiere decir igualdad de oportunidades para todos aquellos que trabajan. Igualdad de oportunidades para todo el pueblo. Que es bueno el que procura el bienestar de todos y el que le causa daño a alguien es un malvado-. Eso decía el Gral. Salvador Alvarado.
Y cuenta la leyenda, hay una tradición de la que me habló el inolvidable compañero y amigo, el Lic. Peraza Medina, hay una tradición en el pueblo yucateco, que no recoge desgraciadamente ningún historiador que yo conozca, pero Felipe Carrillo Puerto mandó un barco con víveres, con fríjol y con maíz, cuando los soviéticos empezaban, en medio de muchas dificultades, a construir el socialismo.
Hay esa relación entre la Revolución Mexicana y la Revolución Soviética, por eso esta celebración no es espontánea, ni es inexplicable como puede serlo para muchos. Es una celebración que nos corresponde a todo el género humano y a los mexicanos.
Compañeros:
Como ya lo decía mi compañero Luís Alfonso, no se trata ahora aquí de hurgar entre las causas de la desaparición de la Unión Soviética. Que lo hagan otros. O en su momento nosotros lo haremos. Ahora es un día de fiesta, porque lo que vamos a hacer los revolucionarios, es festejar la toma del poder por la clase obrera y sus aliados en la Unión Soviética. Lo que vamos a festejar, son los logros de los trabajadores soviéticos. Vamos a festejar cómo en la Unión Soviética, de haber sido un país con un atraso agrícola considerable y con un incipiente desarrollo industrial, cómo en pocos años y a pesar del bloqueo imperialista y a pesar de la guerra civil y a pesar de los sabotajes y a pesar de las dos guerras mundiales, cómo la Unión Soviética en pocos años se convirtió en una potencia económica.
Al celebrar el 60 Aniversario de la Revolución de Octubre se hacía el siguiente balance: La Unión Soviética había crecido en su producción industrial, en su producción petrolera, en su producción minera, en su producción agrícola, a tal grado que bastaban dos días y medio de trabajo en 1977, bastaban dos días y medio de trabajo para tener una producción industrial igual a la obtenida en la época del zarismo en 1913. Habría que decir que para 1977 la Unión Soviética producía lo que producía todo el mundo en 1952 en materia industrial.
Eso es lo que celebramos aquí, que lo trabajadores pudieron tomar el poder y supieron organizar el poder y organizar la construcción del socialismo, y desde la dictadura del proletariado, que es como decía Cravioto, la verdadera democracia porque es la dictadura de la mayoría sobre una minoría, mediante la dictadura del proletariado, hicieron avanzar a la Unión Soviética, y la transformaron no sólo en una gran potencia militar sino también en una enorme potencia científica y cultural. Y aquel país, que antes fue un país golpeado por el analfabetismo, por los prejuicios religiosos, se convirtió en una gran potencia científica, tecnológica y cultural. Los jóvenes recibieron la mayor atención, los jóvenes alcanzaron en la Unión Soviética el mayor grado de escolaridad alcanzado por país alguno, los jóvenes pudieron multiplicar sus posibilidades y su desarrollo en la cultura y los deportes. Yo recuerdo con mucha alegría, no solo cómo se puso en orbita el primer satélite en 1957, que como dice Nicolás Guillén, al “creador del mundo” le fallaron las cuentas, no podía dar crédito a que hubiera otro satélite además de los que ya existían, porque ahí había otro satélite dándole vuelta a la tierra. Y cómo nos emocionó a nosotros, la hazaña de Yuri Gagarin a los pocos años, no habían pasado muchos años de que la Unión Soviética era un país atrasado.
Eso es lo que debemos festejar, es decir, que se ha comprobado que los trabajadores puedan gobernar y puedan impulsar, como nadie, el desarrollo económico y cultural de un país.
Compañeros y amigos:
La Revolución Soviética construyó, se comprometió y realizó una hazaña: Construir el sistema de países socialistas en Europa. De favorecer el desarrollo de países socialistas en Asia, como en China. Pero hay una cosa que es la que más me conmueve, la Unión Soviética impulsó las revoluciones de liberación nacional y cambio la geografía de África y de otros continentes, de países dependientes, de colonias del imperialismo, se convirtieron en países soberanos. Esos son los méritos de la Unión Soviética.
Decían que era el Imperialismo Soviético. Pues qué clase de imperialismo sería ese que gastaba más del 50% de su presupuesto en la ayuda solidaria a los pueblos del mundo. Eso era la Unión Soviética.
No quiero, como lo dije antes, penetrar en las causas de la desaparición de la Unión Soviética. Pero es claro que ahí hubo desde el principio, una contrarrevolución financiada por el imperialismo. Está claro eso. Y yo comentaba no hace mucho, que también la gran Revolución Francesa tuvo una gran contrarrevolución, al grado de que se reinstaló en el trono a un descendiente del rey aquél que decapitaron los franceses y gobernó otra vez a Francia Luís XVIII, una gran contrarrevolución. Pero ¿qué pasó?, ¿esa contrarrevolución produjo el regreso del feudalismo?, esa contrarrevolución impidió el avance de la ideas del capitalismo y la formación de las sociedades capitalistas en los países más avanzados del mundo?. Esa contrarrevolución no pudo detener la implantación del capitalismo como sistema mundial.
Y esa contrarrevolución contra la Unión Soviética, lo digo con una gran convicción, no será suficiente para detener la marcha de las ideas del socialismo y para que en todo el mundo se construya el socialismo, eso es lo que yo pienso.
Nosotros, en México también tenemos nuestra contrarrevolución.
Compañeros:
Hay un México que no vemos todos, pero hay un México que agrupa a la mayor parte de la población, que vive en condiciones más difíciles, más graves que en la época del porfirismo. Hay una contrarrevolución. Salinas de Gortari, Fox y toda esa caterva de sinvergüenzas y de apátridas, no han dado con algún heredero de Maximiliano para ponerlo en el trono, pero esto es una verdadera contrarrevolución la que estamos sufriendo, y hay quien dice, inclusive, que si hubo revolución, pero que esa revolución causó que el siglo XX fuera un siglo perdido para México. Estos neoliberales que se han apoderado del país y han establecido una dictadura peor que en la época de Porfirio Díaz, no saben que si no fuera por la obra de Lázaro Cárdenas, de la Revolución Mexicana, este país ya no existiera.
Compañeros y amigos:
La Unión Soviética inauguró, y ese es un mérito que está presente, inauguró la época del tránsito de la humanidad del capitalismo al socialismo. Y tan está vigente esa época, que ahí está China, ahí está Vietnam, ahí está la República Popular de Corea, y sobre todo, ahí está Cuba con su heroico pueblo y su heroica Revolución, que desarrollan al socialismo.
Y nosotros, compañeros, tenemos que pensar muy bien que también vamos hacia el socialismo. No está muy lejano.
Cuando los iraquíes expulsen de su territorio a los gringos, los iraquíes ya no van a poner a un heredero de Saddam Hussein en el trono, no, ahí van a establece el socialismo. Cuando los de Afganistán logren expulsar el ejército norteamericano, no van a llamar a Bin Laden, a nadie de ellos, ahí van a establecer el socialismo. Ahora nosotros también, de acuerdo con el criterio de Bush, somos un país ocupado militarmente, porque los 500 millones de dólares que le pidió al Congreso, están en el mismo paquete presupuestal de Irak y Afganistán. Nos consideran un país ocupado como lo es Colombia, y si hora no estamos ocupados por el ejercito norteamericano, a causa de esa Iniciativa Mérida pronto estaremos ocupados, y cuando logremos arrojar al ejército norteamericano de nuestro suelo, como en Colombia lo van a arrojar también, no vamos a andar buscando a ese baboso de Zedillo, ni de Salinas de Gortari para ponerlos al frente del Gobierno, no, vamos a establecer un gobierno de los trabajadores, vamos a establecer un gobierno socialista, un Estado socialista, un sistema socialista.
Compañeros y amigos:
Hoy estamos luchando junto a los combatientes de toda la vida. Estamos luchando junto a los pueblos indígenas. Estamos luchando junto al EZLN. Estamos luchando junto a los que en un momento dado organizaron la rebeldía estudiantil que provocó que la UNAM siga siendo universidad pública y no una universidad privada. Estamos luchando con los de Atenco que se opusieron a que se expropiara su ejido, como una defensa al sistema ejidal al país, como una defensa al territorio todo de nuestra Nación. Estamos luchando y hemos luchado junto a los que se movilizaron un día para evitar que se estableciera o se aprobaran en México las llamadas reformas estructurales. Estamos luchando para liberarnos para siempre del neoliberalismo y eso no es una cosa del futuro lejano. En el momento que Irak, que Colombia, que Afganistán y México dejemos de ser países intervenidos, en el momento que expulsemos a los monopolios y al ejercito norteamericano de nuestro suelo, vamos a establecer el socialismo en México y vamos a conmemorar a la Unión Soviética como se debe, en la plaza principal de este país, en el zócalo de la Ciudad de México, con alegría y con un gran regocijo.
¡Viva la Unión Soviética!
¡Viva la Revolución Mexicana!
¡Viva el Partido de los Comunistas!