Por Eduardo Reyes, Célula Voces Proletarias
Concluidos los trabajos del V congreso se estableció a la necesidad de realizar un análisis del estado actual del capitalismo, tanto en el orden mundial, pero principalmente en la realidad mexicana, pues resulta importante caracterizar detalladamente las nuevas formas que se dan en las fuerzas productivas, cómo se compone la clase obrera, las nuevas capacidades técnicas requeridas de éstos, etc.
La digitalización del mercado ha desdibujado de la conciencia colectiva, las relaciones de producción; la forma de explotación tradicional entre obreros y patrones ha sido suplantada en muchos casos por aplicaciones digitales (Uber, Drive, Rappi, Airbnb, booking, bancas digitales, etc.), mismas que llaman o nombran al proletariado con una categoría de socio de la empresa; enraizando así en la clase trabajadora la falsa idea del “emprendedurismo”, del “proactivismo”, del “ser dueño de tu propio tiempo y destino”, generando así el espectro de la burguesía, un ente inmaterial, uno que no tiene lugar físico, no tiene nombre, no tiene dirección y sin patria.
Promueven mediante el embuste, su aparato ideológico, establecen en la masa trabajadora las aspiraciones y metas de sus formas de vida, del éxito mediático, de los lujos que trae la opulencia. La burguesía no se deja ver el rostro, se camuflajea, se hacen llamar de diversas formas, CEOs, celebridades, influencers, etc. Parecen normales.
Otro lado de su aparato ideológico también lo suavizan, pues promueven el amor al prójimo, la igualdad y fraternidad, abrazos y no balazos, le llaman “Humanismo mexicano”.
El “Humanismo mexicano” lo presentan con cartas a la moral, a la reconciliación entre las clases antagónicas. En sus políticas del bienestar, presentan y construyen su ideología de “paz” ante la violencia que ha vivido el pueblo de México, mismo que necesita un respiro, y que añora ese “bienestar”; presentan su opción política como una alternativa a la crudeza que ha dejado el neoliberalismo.
Intentan reconciliar las contradicciones del sistema, niegan la existencia de la lucha de clases, promueven y benefician el desarrollo capitalista en pro del aparente “bienestar social”, están a favor de la propiedad privada y esto lo esconden con la redistribución estatal de sus programas sociales creando una falsa justicia social para el proletariado.
Pero en este aparato creado para suavizar, aletargan en la clase obrera su relación directa con su ideología, niegan la vigencia del socialismo como nueva estructura económica y social; para ellos es más fácil la reconciliación de las clases sociales en su república del amor, que acabar con la explotación del hombre por el hombre.
Sin duda alguna ellos presentan una vía diferente nombrada “Cuarta Transformación” impregnada de humanismo, ha quedado claro que dejan intactas las relaciones de producción capitalistas, que su asistencialismo lo utilizan como paliativo, que la Cuarta Transformación llegó al poder en un periodo donde se agudizaron las contradicciones del capitalismo y ésta sirvió como método de contención.
El discurso del humanismo mexicano ha sustituido el análisis de clase con una base moral simple, en ella se conciben categorías como pueblo bueno y el pueblo malo, conservadores y progresistas. Se permite la libertad de crítica, aquella por la que abogaron las socialdemocracias contrarrevolucionarias en el siglo pasado, esto, en un intento de quitarse el apodo de autoritarios, sin embargo, renuncian a la ideología proletaria y por lo tanto desmovilizan los intereses colectivos de la clase.
La Cuarta Transformación presenta una propuesta ideológica que no aborda las contradicciones propias del capitalismo, mantiene las relaciones de producción las cuales son las generadoras de la desigualdad, mantienen una filosofía idealista a los problemas reales de los trabajadores y trabajadoras, además ignoran la relación antagónica de las clases sociales.
Para los comunistas mexicanos es importante identificar la ideología de la clase dominante y como ella permea y es aceptada en la población mexicana, debemos plantear tareas en favor del desarrollo en la conciencia de clase, mismas que nos lleven a superar el discurso moralista de la 4T. Los comunistas debemos desenmascarar el “estado de bienestar”, evidenciando como, más allá de su retórica progresista, siguen siendo un instrumento de dominación de clase.
La lucha de clases sigue vigente; la organización, la divulgación, el trabajo de base debe enmarcar nuestros esfuerzos por vincular todas las formas y las luchas que resisten en nuestra patria, la lucha por la vida, contradicción del capitalismo que hace falta solidificar, y así construir ese gran frente “Por la vida”, que el proletariado de nuestra patria se entere de nuestro programa, de nuestra plataforma política, que las 100 células se hagan realidad por nuestra movilización organizada, así, de frente contra el capitalismo y con nuestro partido por delante.