Intervención de Rafael Castañeda Pineda, Secretario General del Partido de los Comunistas, en el panel “La izquierda y la democracia en México” organizado en el marco de las jornadas 50 años por la Veredas del Porvenir.
Primeramente, quisiera disculpar la ausencia de mi compañero Fernando Acosta Esquivel, fundador de nuestro Partido, luchador incansable, quien originalmente participaría en este panel, pero por motivos de salud, no está aquí con nosotros. Difícil es tratar de establecer una idea de bateador emergente y más si tienes la preocupación que tu compañero se debate entre la vida y la muerte. Pero pues estamos hechos de esto y más.
Este espacio del final estaba reservado como una cortesía de nuestra parte para la compañera Tatiana. Pero al enterarse del turno que le asignamos me dijo: “Bueno ya para las 13:30 todo el auditorio debe estar hasta el gorro de tanto discurso!!!! O sea que brevedad y un saludo”. Cambiamos, y heme aquí, tratando de ser breve e intentando dar solo un saludo.
Quisieron desaparecernos, comprarnos, educarnos y madurarnos. No pudieron.
Aquí estamos, después de 50 años de aquel movimiento que cimbró la sociedad nayarita y que indudablemente colaboró a volver más convulsa la situación nacional que predominaba en aquel 1975.
Como se ha dicho en otras ocasiones, no debemos olvidar el contexto, aquel mundo que vivíamos no era nada parecido al actual. La existencia de la URSS, de Cuba, de la Chile de Allende y posteriormente la de Pinochet, y la efervescencia revolucionaria y rebelde en todos lados. Lejos estábamos de imaginar que años después se anunciará a los 4 vientos el llamado Fin de la Historia.
El titulo inicial de este panel era algo así como… a 50 años, medio siglo, del 75, ¿Qué nos pasó?
Y después una serie de cuestionamientos que deberíamos responder todos. Que nos deberían poner a pensar.
¿Qué es la democracia? ¿Hay democracia en México? ¿Contribuyó el movimiento de 1975 a ella? ¿Qué es la izquierda, o las izquierdas, donde se encuentran, que hacen y que aspiraciones tienen? ¿Dónde quedaron aquellos objetivos por los que murieron los muertos, dieron lo mejor de su vida los vivos?
¿Que era la democracia hace 50 años y que es ahora?
¿Que era la izquierda hace medio siglo y qué es hoy?
Tanto los conceptos de izquierda y democracia están sujetos a diferentes valoraciones.
Solo hay algo que está por encima de nuestros gustos, emociones, experiencias y opiniones. Lo objetivo. Y eso es, sobra decirlo, la lucha de clases. Por lo que cualquier definición, concepto, significado de democracia y de izquierda, necesariamente debe ser construido desde la transversalidad del concepto de la lucha de clases.
La política es una relación entre clases sociales, no entre buenos o malos; feos o bonitos; hombres o mujeres.
Parecieran lejanos aquellos días de la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS. Pero es indudable que las ideas correspondientes y posteriores al llamado fin de la historia continúan prevaleciendo en el mundo de hoy. “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases” se expresa claramente en el primer capítulo del Manifiesto Comunista de 1848. Para nuestros días, el anunciado fin de la historia significa, sobre todo, el fin de esta lucha. Pero no porque hayamos llegado al comunismo y hayan desaparecido las clases sociales. Sino porque se nos anuncia que es innecesario que hagamos algo, el capitalismo será eterno.
Quienes son consecuentes con esta idea resuelven, que al no existir dicha contradicción, también deben desaparecer los instrumentos, que a lo largo de los años las clases sociales antagónicas, construyeron. Las organizaciones sociales, los sindicatos, los partidos políticos comunistas y obreros, las asociaciones internacionales de trabajadores. Así mismo, deben desaparecer todas las conquistas ganadas por el proletariado. No son necesarias pues, al ya no haber confrontación. Y otro aspecto, no menos importante, también debe desaparecer la historicidad de dichos procesos.
Solo que, en este mundo actual sin la contradicción entre proletarios y burgueses, curiosamente siguen existiendo los instrumentos de los segundos: el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OMC, la OTAN, la CIA, el BID, etc., etc., etc.
Pero resulta que aquí estamos. Desafiando las tesis del neoliberalismo. Esas que hablan del llamado fin de las ideologías y de la historia. Y estamos, de dos formas prohibidas, por cierto. Primero, existiendo. Y segunda honrando nuestra historia.
Somos un Partido Comunista, que conmemora su historia. Estamos obviamente fuera del libreto de estos tiempos.
La importancia de la historia.
Cuando reunidos reflexionábamos en colectivo sobre que este año del 2025 se cumplían 50 años de la movilización del 75 surgieron algunas dudas. Que si sería un acto intranscendente hablar del pasado. Que si éramos un grupo de nostálgicos. Que si éramos de los que piensan que todo tiempo pasado fue mejor…y demás linduras o fealdades. Pero al final concluimos, que era preciso el rescate de nuestra historia. Y en esa defensa de nuestras raíces concluimos que el rememorar es un acto de rebeldía al sistema. Que confronta las tesis de lo inmediato, del ahora y por supuesto, del fin de la historia.
Y en la búsqueda de argumentos más sólidos nos encontramos con el compañero Frei Betto. A quien tuvimos la dicha de conocer personalmente hace unos días en el IX Encuentro Continental de Solidaridad Con Cuba en la Ciudad de México.
El político brasileño, teólogo de la liberación nos dijo:
“La esencia del neoliberalismo es la deshistorización del tiempo. Cuando Fukuyama declaró que “la historia acabó”, expresó esto que el neoliberalismo nos quiere inculcar: ¡Hemos llegado a la plenitud de los tiempos! El modo neoliberal de producción capitalista, basado en la supremacía del mercado, es definitivo. Pocos son los escogidos y muchos los excluidos. Y de nada sirve querer luchar por una sociedad alternativa, ¡por “otro mundo posible”!
De hecho, hoy en día es difícil hablar de sociedad alternativa. Socialismo entonces, ¡ni pensar! Se ha creado un pudor, un bloqueo intelectual y emocional. “El socialismo acabó, se derrumbó, colapsó, fue enterrado”, alardean las pitonisas. Las alternativas que se plantean son por lo general intrasistémicas.
La noción de que el tiempo es historia viene de los persas, pasada a los hebreos y acentuada por la tradición judaica. Tres grandes paradigmas de nuestra cultura son de origen judaico –Jesús, Marx y Freud– y, por lo tanto, trabajaron con la categoría de tiempo como historia.
No se consigue estudiar el marxismo sin profundizar en los modos de producción anteriores para entender cómo se llegó al modo de producción capitalista. Y entender, enseguida, cómo sus contradicciones podrían llevar a los modos de producción socialista y comunista. El análisis marxista supone por tanto el rescate del tiempo como historia.
Si alguien hace análisis o psicoterapia, el psicoanalista pregunta al paciente sobre su pasado, su infancia, su crianza. Si el paciente puede hablar sobre su vida intrauterina, tanto mejor… Toda la psicología de Freud es un rescate de nuestra temporalidad como individuos.
La perspectiva de Jesús era histórica. El Dios de Jesús se presenta con currículum vitae: no es un dios cualquiera –es Dios de Abraham, Isaac y Jacob– o sea, un Dios que hace historia. La categoría principal de la predicación de Jesús es histórica: el Reino de Dios. Aunque situado allá arriba por el discurso eclesiástico, teológicamente no se sitúa allá arriba. El Reino es algo ahí adelante, es la culminación del proceso histórico.
Es curioso que en la Biblia la historia, como factor de identificación del tiempo, es tan fuerte que en el relato del Génesis la Creación del mundo ya aparece marcada por esa historicidad del tiempo antes de la aparición del ser humano.”
En pocas palabras, hemos aprendido que conmemorar, no es un simple recuerdo pasivo del pasado, sino como un acto activo de mantener vivos los ideales y principios, y comprometerse a continuar la lucha por ellos.
Por eso nos atrevimos a conmemorar la gesta heroica del pueblo de Nayarit en 1975.
Nosotros tenemos una concepción de lo que son los Partidos políticos.
Los partidos políticos han sido en la historia universal, instrumentos de la lucha ideológica y política de una determinada clase social, es decir su existencia y razón de ser está relacionada con la lucha de clases.
Los partidos políticos han sido en la historia universal, instrumentos de la lucha ideológica y política de una determinada clase social, es decir su existencia y razón de ser está relacionada con la lucha de clases. El sistema parlamentario y los partidos fueron creación de la burguesía revolucionaria en su lucha en contra de la monarquía y de la nobleza formada por los señores feudales. En el siglo XVII se formaron en Inglaterra los partidos Tory y Whig, el primero representaba a los grandes terratenientes, el segundo a los banqueros, negociantes, industriales y propietarios de plantaciones en ultramar. Posteriormente surgieron en Europa los partidos obreros; el Manifiesto Comunista fue su más ilustre carta de presentación. En nuestro país son bien recordados los partidos conservador y liberal que combatieron entre sí, durante toda la época del México independiente, con las ideas y con las armas. El primero pugnaba por conservar la estructura económica y social de la época colonial, y el segundo por combatir los privilegios del clero político y destruir los obstáculos que impedían construir un país independiente y moderno.
Al triunfo de la Revolución Mexicana, surgieron los partidos burgueses. En 1919 se fundó el primer partido obrero y en 1939 el partido de la reacción, formado por terratenientes y banqueros.
Y hoy, ¿qué hay?
Los partidos que en el pasado se proclamaban como marxistas- leninistas y mantenían como su objetivo histórico fundamental la construcción del socialismo, fueron expulsados de los procesos electorales, al grado que hoy no existe partido registrado alguno que pueda representar los intereses del proletariado.
Todos los partidos registrados representan los intereses de la burguesía dominante, como lo demuestra el hecho que, durante los últimos sexenios, no importando quien gobierne, se han aprobado en el Congreso, año tras año, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, que en lo fundamental no tiene cambios trascendentales, y que son la expresión en números de la política neoliberal.
Siendo en los hechos un solo, respecto a su posición frente al gran capital, nada tiene de democrático que los diversos partidos se distribuyan gubernaturas, alcaldías, diputaciones y escaños en el Senado.
Las prerrogativas acabaron con la independencia de los partidos políticos y convirtieron a los antiguos cuadros abnegados de la izquierda en mercenarios
Las elecciones.
Decía el compañero SCI Marcos, en el recorrido de La Otra Campaña, que las elecciones era un artículo milagro. En ese tiempo la PROFECO determinó llamar así a las mercancías que ofrecen serias dudas sobre su legalidad y eficacia. Que resuelven ciertos problemas de manera milagrosa pues. Como bajar de peso con un anillo. O con un parche…o tomando un té.
Nos dicen, decía el vocero del EZLN, que yendo a votar cada 3 o 6 años, ya hicimos patria, revolución y cumplimos con la democracia. No importando que el resto del tiempo no hagamos nada. No nos organicemos, no luchemos, ni siquiera pensemos. Tal parece que el mensaje es, no hagas nada, no te juntes con nadie, no hables, no pienses, no organices. Solo ve a votar.
Y ya, como tal artículo milagro, las cosas cambiaran.
En la actualidad, las elecciones con tribunales electorales supuestamente independientes y prerrogativas para los partidos políticos, supuestamente garantizando que fuerzas oscuras financien las campañas, siguen siendo un mecanismo para legitimar en el poder a la clase gobernante. Además, las elecciones son un factor importante en los planes de la burguesía de mantener divididas a las fuerzas progresistas y de izquierda.
No habido últimamente ningún esfuerzo organizativo, de carácter regional y nacional, que haya sobrevivido a una elección. Si se forma un frente, movimiento o fuerza popular, social, sindical y política que busque la verdadera transformación de las condiciones actuales de nuestra sociedad…llegan las elecciones y las despedaza.
Las mismas elecciones desintegraron el frente de partidos que apoyó la candidatura de López Obrador. El movimiento que dio vida al Partido del Poder de hoy: MORENA, que pudo haberse conservado como un movimiento de resistencia contra la dictadura neoliberal, dispuesto a converger con otros movimientos similares, se convirtió en un partido político electorero, pluriclasista, que recibe en su seno “a lo mejor” del PAN , del PRI, de cualquier lado, ingresando a sus filas a los aptos, a los negociadores, a los vivos, a los profesionales del presupuesto.
El que entra al circo electoral se vuelve cirquero.
Nuestros compañeros afirman por ejemplo que en la vida moderna se han provocado fraudes más escandalosos y cínicos que en el pasado.
Sin mencionar la intromisión permanente desde las elecciones del ejido, del rancho, de los juegos florales hasta las elecciones a diputado, presidente municipal, gobernador y demás de la empresa transnacional más redituable en los últimos años: el narco.
Compañeros y amigos:
La movilización histórica del pueblo de Nayarit en los años 70, que llevó a la alcaldía de la capital de un estado de la república por vez primera a un comunista confeso y convicto, a un opositor al régimen priista, no concluyó ahí. Sino que se construyó un poder popular en la capital nayarita. Y fue que fuera de discursos o retorica, verdaderamente el pueblo tomó el poder municipal en una especie de comuna. Fueron tan luminosos esos días en la historia de la lucha política de nuestro estado que a medio siglo de haber ocurrido se sigue recordando. No solo eso, se sigue combatiendo, por si fuera poco.
El ejemplo del XXVI Ayuntamiento de Tepic permeó en toda la sociedad nayarita, la politizó más y la movilizó de tal forma que en 1975, dicho movimiento encontró en las elecciones, a gobernador, a presidente municipal y a diputados, el lugar donde encontrar las respuestas y las soluciones a sus problemas. Fue tan grande la movilización popular, y sobre todo tan consciente de su papel que no le quedó otra a aquel Estado mexicano y al imperialismo norteamericano, que la de actuar en consecuencia.
Las cuestiones del fraude electoral del 75 y de la represión ya nos la explicaron de mejor manera otros especialistas en el tema en anteriores conversatorios. Y hoy con la brillante participación de Sergio Silva no abundaré en el tema. Lo que sí, es que nosotros pensamos que dicha movilización política y el posterior fraude electoral del 75, fue causa y motivo de muchos cambios que se vivieron en la vida política del país.
Algunos podrán pensar que los mayores aportes del 75, de la gesta heroica del pueblo combatiente de Nayarit y de sus gigantes protagonistas, han sido las reformas políticas que han contribuido a vivir en una sociedad supuestamente más democrática que en la que se vivía en el en los años setentas del siglo pasado.
Que la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales de López Portillo, que el nacimiento del IFE luego INE, que la credencial para votar con fotografía, que la instauración de tribunales autónomos e independientes, incluso la elección ahora de los magistrados y jueces, son los triunfos de la democracia que iniciaron los combatientes del 75. Sumados a la lucha intransigente de todos los que enfrentaron los hechos represivos del Estado a lo largo y ancho del país en aquellas épocas.
Para nosotros la democracia es un concepto más amplio aun que los términos comúnmente relacionados con ella como: Los partidos, el sufragio, las elecciones, los tres poderes y su supuesta división, la soberanía de los estados federales, y en general, todo el conjunto de conceptos que integran el aparato de la democracia tradicional. Para nosotros, democracia burguesa.
Creemos que una contribución del movimiento del 75 en estos aspectos, aunque fuera de una manera involuntaria, fue un perfeccionamiento de la maquinaria estatal. Dicha maquinaria, propiedad en aquellos años de la burguesía nacional. Para después de su abdicación, como clase dominante en México, por la llegada de una burguesía oligárquica, especuladora y transnacional, abrevó los requerimientos necesarios para implementar una nueva maquinaria más democrática de cuanto se haya conocido. Es decir, más eficiente al gran capital.
En uno de sus textos más afamados el Comandante Contreras del EZLN, mejor conocido en el bajo mundo como Pablo González Casanova, dice: Engels se refiere a la democracia “como la forma lógica del gobierno burgués” y Lenin dice que “una república democrática es la mejor cáscara política para el capitalismo y por ello el capital una vez que está en posesión… de esta excelente cáscara establece su poder con tanta seguridad, con tanta firmeza que ningún cambio de personas, o instituciones o partidos en la república democrático- burguesa puede sacudirla.”
Sin duda alguna esta nueva cáscara política es más fructífera y servicial al sistema que su anterior caduca anquilosada expresión de Estado autoritario robador de urnas. O donde predominaba aquel dicho popular que ilustraba imposibles: A ver…gánale al PRI.
Hoy vivimos nuevos tiempos. Desde el año 2000, la alternancia en el poder, pasando desde los triunfos discutibles o no, de Vicente Fox y de Felipe Calderón, regresando al gobierno de los del nuevo PRI, para pasar hoy al gobierno de la izquierda. Esa que según el propio Alejandro Gascón Mercado en su libro Por Las Veredas del tiempo asegura que “surge de una célula llamada Cuauhtémoc Cárdenas, quien fue postulado por el PRI para senador, para gobernador de Michoacán y que fuera secretario de Agricultura. Todos los Partidos son clonados del sistema, que no se salen de posturas reformistas. Que atacan las formas, pero no el contenido del gobierno.”
Hoy vivimos los tiempos del Instituto Nacional Electoral, un aparato costosísimo para los mexicanos que garantiza que los votos se cuenten, y que la independencia de este organismo respecto al poder político y económico del mundo está garantizada. Pareciera que, como algunos lo expresaban antes del Estado, este organismo se sitúa por encima de nuestra democracia o de nuestra supuesta democracia, y por encima de la sociedad. Y claramente por encima de la lucha de clases.
Hoy vivimos los tiempos de la elección en el poder judicial. En donde según, se dice, ya no habrá corrupción, ni influyentísimo, ni caciques. Es tiempo que el pueblo democráticamente elija a sus jueces. Esta es una vieja demanda de los combatientes del 75. Claro que ellos postulaban estas demandas pensando en el socialismo, no que se llevarían a cabo dentro de los límites del capitalismo.
Hoy que vivimos en la democracia que al gran capital conviene. Y, sobre todo, conviene a quienes viven de esta democracia. Tendrán que reconocer y agradecerles, a las luchas y movimientos que antecedieron a esta nueva cáscara política, su desafortunado aporte a la vida de hoy. No por nada el señor Pablo Gómez es hoy el paladín de la democracia como antes lo fue Porfirio Muñoz Ledo. Deberán agradecer al 75 la parte que le corresponde, aquellos llamados revolucionarios que participaban en las elecciones o incluso levantados en armas, que se decían marxistas leninistas, comunistas conocedores de las tesis del marxismo leninismo, de su filosofía e ideología, que declamaban de memoria todos nuestros postulados. Aquellos teóricos, que se habían emplafetado, dijera el comandante Fidel, hasta el tuétano de los huesos en los libros de Marx, Lenin y Engels y todos los demás revolucionarios del mundo. Aquellos que parecían bolcheviques sacados de una novela soviética y que se acomodaron perfectamente en la nueva democracia, y en los cambios del gobierno. En la nueva cascara.
Cambiaron a Carlos Marx por Carlos Salinas. Recibieron el registro. La oficina. Cambiaron de guardarropa. De Carro. De mujer, o de hombre. De casa. De Partido. De ideología. De Clase y de todo.
El poder les enseñó el dulce, desde la reforma política de López Portillo, hasta las de nuestros días, y les gustó.
¿Dónde quedo el registro de los comunistas? ¿El ganado con sudor y sangre?
Donde quedaron los grandes teóricos del comunismo nacional e internacional que repudiaban a los campesinos e indígenas combatientes con el termino de La Ola Verde. Donde están los recitadores, los paladines, los jilgueros de las ideas de Marx, Engels y Lenin. ¿Dónde quedaron?
Como la película El Bulto. Ellos maduraron. O quizá siempre estuvieron del lado de lo que estaba de moda y lo que redituaba en aquellos tiempos. Hoy después de 50 años siguen viviendo donde mismo. En el presupuesto. En las migajas que les queda como caporales del imperio.
Al final de cuentas, todos somos consecuencia del 75.
Pero alertas, compañeros y amigos.
El 75 también tuvo otro parto. También parió otra cosa. Otro movimiento. Otra forma de hacer política y otra línea. Seguramente habrá otras repercusiones del 75. Hoy voy hablar de la que conocemos. De nuestra experiencia.
Mientras unos fueron transitando del comunismo científico a la socialdemocracia, al oportunismo y al servilismo con charola.
Otros fuimos del reformismo a la radicalidad.
En las discusiones sobre cómo resolver la elección del 75 sucedieron dos cosas notables. Primero, alguien le dijo que no al presidente. Y, además, se escuchó por vez primera una mentada de madre que aun resuena seguramente en aquellos espacios. La proferida al ilustre demócrata mexicano llamado Porfirio Muñoz Ledo.
¡Quiero llamarle la atención al señor Gascón Mercado…a mí no me llama la atención ningún hijo de la chingada!
La segunda, que si el objetivo de cualquier electorero es ocupar espacios que la democracia le brinda, regidurías, diputaciones, puestos públicos menores y mayores. A esta corriente política le ofrecieron la mitad del gobierno. Diputados, presidentes municipales, secretarias y hasta embajadas.
Al decirle que no al presidente, y vaya que no era cualquier fulano, era el asesino del 68 y del 71, y de cientos o miles de luchadores sociales y políticos. Y él no transar, bajo el argumento, de que es un avance democrático. O el “Hay que aceptar “para crecer desde dentro”. Para formar un grupo poderoso que cambie las cosas desde las esferas donde otros sin capacidad se desarrollan. Para que se escuche nuestra voz. Para abrir nuevos caminos para las nuevas generaciones de revolucionarios.
Aquella intransigencia, dio fruto a lo que somos hoy.
Para nosotros la mejor obra del pueblo combatiente del 75, del grupo de combatientes encabezados por Alejandro Gascón Mercado, es nuestra organización partidaria.
Como se dice del Yankee Stadium, la casa que Babe Ruth construyó. Alejandro construyó este Partido desde mediados del siglo pasado. Desde su terquedad e intransigencia en la defensa de los principios y su integridad revolucionaria. Desde su paso en búsqueda de la unidad con todos los que se declaraban revolucionarios. Con firmeza y sin sectarismos. En 1994, cuando casi todos corrieron, Alejandro recorrió el país, dejando lo que le quedaba de vida en ello, para negar las tesis del fin de la historia y del fracaso del socialismo. No es casual que mientras él y un grupo de combatientes recorrían los 2 millones de km cuadrados de nuestra patria, en otro rincón, en 1994 los indígenas mexicanos acabaran para siempre las mentiras del imperialismo y de los teóricos neoliberales.
No es casual que la gente de las cañadas, los indígenas del sureste mexicano y los comunistas de la ola verde, de la gente de Alejandro, estemos hoy juntos en la lucha por un mundo mejor. Somos hijos de la misma madre: La patria mexicana.
El Partido que Alejandro construyó nació con sus propias tesis. Este país y el mundo entero no tiene solución si los trabajadores, los proletarios no toman el poder. Nada importante tiene solución. Ni en el campo, ni en la ciudad, ni en la cultura, ni en la política. Estamos frente al hecho de que el Estado burgués ha claudicado, ha desaparecido o está en periodo de extinción. Aquí necesitamos construir un nuevo Estado, un Estado proletario. En el capitalismo nada es posible, nada que no sea la muerte.
Este es nuestro Partido. Un Partido de cuadros. Que no nos avergüenza nuestro tamaño. Sino que nos enorgullece nuestros sueños, planes y objetivos. Nos llena de orgullo nuestra posición política al lado de los anticapitalistas, al lado del EZLN y del CNI, al lado de la de Revolución Cubana.
Somos un grupo de políticos, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, que hacemos política a la antigua neandertal. Sin paga. Sin transar con el enemigo. Sin recibir nada a cambio. Nos mueve la satisfacción del deber cumplido. Ante tanto político Technicolor nos declaramos monocromáticos. Somos aprendices de los caminantes del provenir que nos antecedieron. Nos conducimos con desinterés, con gallardía, con abnegación, valor, patriotismo y congruencia ideológica.
Nacimos Como una de otras tantas expresiones, con las que no contaban los que le ponían fin a la historia y a la lucha de clases, como la rebelión de los militares en Venezuela encabezada por Hugo Chávez; el levantamiento del Congreso Nacional Africano en contra del apartheid encabezado por Nelson Mandela; el levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional en México; Y la presencia siempre victoriosa de la Revolución Cubana.
Somos el Partido de los Comunistas. Formalmente tenemos 22 años de existencia, pero más de 100 en la lucha por la democracia el progreso social y el socialismo. Este partido nació con la Huelga de los obreros de Bellavista y la Huelga de los mineros de Cananea. Este partido es el que destruyó a la poderosa Casa Aguirre dueña de vidas y haciendas, el que impulsó la Reforma Agraria, el que liquidó al cacicazgo y a la empresa imperialista del tabaco, el que ha defendido como nadie a los obreros a los campesinos y a los pescadores. Este es el partido que derrotó en las elecciones a aquel viejo PRI, y lo hizo sin prerrogativas y sin espacios gratuitos en la prensa la radio y la televisión; lo hizo con los recursos que el mismo pueblo le proporcionó. Este es el Partido de Pasta de Conchos. Que bajó al fondo de la mina y que hoy, gracias a esta lucha abnegada, los familiares de los mineros asesinados por el capitalismo, están recibiendo los restos de sus seres amados. Este es el Partido de la presencia permanente en las luchas de nuestro pueblo. El Partido que apoyo como nadie de manera organizada para llevar a la compañera Marichuy a la candidatura a la Presidencia de la República, evidenciando el carácter ¨democrático¨ del régimen neoliberal. Este es el Partido de la clase obrera que, junto a los pueblos indígenas, los campesinos, los trabajadores del sector informal, los estudiantes y los intelectuales progresistas enterrará al capitalismo como sistema de la vida social.
Este el Partido que lucha por la vida e impulsa su frente con todos aquellos que quieran preservar la vida humana antes los embates genocidas del capitalismo. La contradicción fundamental de nuestro tiempo es entre el capitalismo y la vida. Lo que está en juego hoy es la vida. O derrotamos al capitalismo o la vida como la conocemos desaparecerá junto con este planeta.
Este Partido hará su trabajo por unir todas las resistencias. A todos aquellos que resisten y luchan contra el capitalismo. A quienes quieren preservar la vida. a quienes defienden el territorio, la ecología, los derechos sociales y políticos, quienes defienden la esperanza en la construcción de otro mundo.
Aquí estamos. No hemos muerto. Mientras allá arriba hay muertos que caminan. Nosotros elegimos ubicarnos en el cuadrante de los jodidos. De los desposeídos. De los sin nada. Abajo y a la izquierda. Somos una consecuencia del 1975. Somos una consecuencia de la coherencia, de la intransigencia, de la lealtad y de la entereza.
Gracias por escucharme, al final nuestro mayor orgullo será siempre decir, sin ninguna pena y sin ninguna mancha en nuestra historia: somos el Partido que Alejandro construyó, somos gente de Alejandro Gascón Mercado.







