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jueves, noviembre 20, 2025

La campaña de Luis Moya.

Por José Daniel Ramírez Almaraz – Célula Engels

Zacatecas 1910, la Campaña presidencial que ha hecho Francisco I. Madero con la intención de ganarse el apoyo de la gente, diversos grupos sociales y actores políticos[1] que en el pasado fueron relegados se han congregado bajo la bandera del antirreeleccionismo, con la esperanza de poder participar en la vida política del país y de sus localidades, aun cuando el mitin del Sr. Madero no consigue llevarse a cabo en Zacatecas, la campaña presidencial de Francisco logro ciertos resultados a lo largo y ancho del país, mismos que el viejo régimen no esperaba. La expectativa sobre la apertura democrática creció en gran medida con el apoyo involuntario del régimen, dos años antes, Díaz trato de verse como un renovador ante los ojos de los lectores de Estados Unidos, y en una entrevista, como otras que había tenido en el pasado, aseguro que México por fin sería una democracia, por supuesto no lo decía en serio, pero su avanzada edad y el simple hecho de haber mencionado la posibilidad dieron pie a que los numerosos opositores se aprestaran a participar:

“Ya para entonces, el mundillo político del país se encontraba revuelto debido a las declaraciones que Porfirio Díaz hizo al periodista James Creelman, en el sentido de que vería con simpatía la aparición de partidos políticos”[2].

 Madero recogió el guante, escribió un libro “La sucesión presidencial” en la que describió bajo su visión, al México que el viejo Díaz había creado, en una primera instancia alababa los logros del régimen, pero al final proponía una nueva organización política, basada en la participación democrática, sin espacio para las imposiciones de un jefe patriarcal que moviese todos los hilos.

El régimen desestimo la amenaza, al principio incluso alentó la participación, la oposición se aglutino en el Club Central Antirreeleccionista de la Ciudad de México (1909[3]), la pequeña charada se convirtió en algo serio por lo cual el régimen comenzó a mostrarse cada vez más hostil, con lo cual estos clubes se volvieron más “clandestinos “.

Mientras tanto en Zacatecas, existe constancia de diversos clubes antirreeleccionistas a lo largo del territorio estatal, probablemente los más importantes fueron los clubes del Teul y el de Juchipila, donde ya podían encontrarse nombres importantes que luego figurarían dentro de la rebelión armada, del club teulense resalta Manuel Caloca, tanto el cómo sus hijos se sumaran a la revolución, bajo las órdenes de Luis Moya.

El club de Juchipila, tenía el nombre de “Antonio Rosales”[4] Entre ellos destacan los nombres de los hermanos Roque y Enrique Estrada, cuando Roque conoce a Madero se integró de tal modo a su movimiento que se vuelve uno de sus ayudantes personales, tanto que en un determinado momento al final de la campaña Madero fue arrestado por que trato de librar a Estrada de ser aprendido, posteriormente Estrada se entregó con la esperanza de que con ello liberarían a Francisco, pero eso no sucedió.

Madero trato de participar en las elecciones sin embargo los resultados de la jornada electoral de julio de 1910, dejan pocas dudas sobre la naturaleza ilegitima del proceso, tras una jornada electoral llena de tales irregularidades, como encarcelar al candidato opositor por autopromocionarse. Madero fue puesto en libertad condicional gracias a la influencia de sus familiares, con la condición de permanecer en la ciudad de San Luis Potosí, pero en cuanto tuvo oportunidad, éste escapo hacia Estados Unidos, desde ahí lanzo su famoso plan de San Luis. Madero propuso una revolución con hora y fecha, llama a las armas y eligió como fecha el 20 de noviembre de 1910 a las 6 de la tarde, su plan se difundió masivamente entre sus partidarios, pero también entre las autoridades.

 En retrospectiva, es increíble el grado de confianza que Madero despositó en los hombres que le habían apoyado en su campaña electoral por todo el país, considerando la enorme diferencia que existe entre el compromiso que se requiere para emitir un voto y la resolución para tomar un fusil en defensa de una idea.

La rebelión maderista requería que la mayor cantidad de rebeldes actuarán al mismo tiempo. Al principio su inferioridad ante el poder de fuego de ejército federal los obligó a mantenerse en movimiento y por lo tanto no era posible tomar urbes de importancia por tiempo prolongado: “Las partidas de revolucionarios atacaban poblaciones y haciendas con el objetivo primordial de recabar recursos y eventualmente gente para luchar, pero por lo general no mantenían ocupados los lugares de asalto por mucho tiempo”[5]

Aun cuando la idea era que todos los insurrectos actuaran al unísono, no todos los alzamientos revolucionarios ocurrieron al mismo tiempo, en algunos lugares de la república, los maderistas fueron descubiertos y sus planes se adelantaron o se atrasaron (Como en Zacatecas) según sus circunstancias particulares. En varios casos el retraso obedeció a que las autoridades actuaron antes que los rebeldes, encarcelándolos y persiguiéndolos antes de que se levantaran en armas, como en el célebre caso de Aquiles Serdán en Puebla, pero esto ocurrió en todo el país, Ramos Dávila nos relata: “El club antirreeleccionista de Juchipila no pudo hacer nada para obedecer la orden de levantamiento contenida en el Plan de San Luis, pues sus miembros fueron aprehendidos por el Teniente Coronel Manuel F. Santibañez, quien los hizo conducir a Zacatecas.”[6]

En este punto de nuestra historia es cuando Luis Moya irrumpe por primera vez tomando por asalto el poblado de Nieves en febrero de 1914, sin embargo, antes de pasar a eso, dediquemos algunos párrafos para tratar de darnos una idea de quien era este zacatecano.

La biografía de Moya sigue sin ser del todo clara, pues aún existen grandes vacíos en la historia de su vida que pretendieron ser disimulados con alabanzas 4y exaltaciones a su carácter por los pocos hombres biógrafos que de su vida se ocuparon, tratando con esto de hacerle un lugar en la historia local.

José Luis Moya Regis, nació en 1855 varias poblaciones se disputan esta distinción, Sombrerete, Nieves[7] y hasta Chalchihuites[8],  pero analizando los datos que la mayoría de las biografías nos proporcionan, parece más probable que sea una Nieves o Sombrerete. Recientemente ha aparecido un libro que podría terminar con esta duda, el libro: Luis Moya el revolucionario y una retrospectiva familiar[9], refiere como su lugar de nacimiento la hacienda San Agustín de Melilla, en Nieves, dado que el coautor es descendiente directo del coronel, todo parecería indicar que el asunto queda aclarado, sin embargo, el libro rehúye a una afirmación contundente, me parece, por no contar con algún documento que refrende dicha afirmación.

Como sea el lugar donde creció y se forjo, queda establecido, como San Agustín de melillas, donde su padre trabajaba como administrador de hacienda, donde el mismo aprendió el trabajo de su progenitor, pero también desarrolla otras cualidades como: comerciante, y “negociador minero”. Dada la ambigüedad de esta información creo que es más que probable que Luis Moya se dedicara en realidad a varias cosas, en vez de a una sola. En 1909 conoce al maderista, Abraham Gonzáles[10], miembro del partido antirreeleccionista en Chihuahua, los textos sugieren que fue por su influencia que Moya se decide a entrar a la causa maderista de la misma forma que Gonzáles consiguió atraer a otras celebridades de la historia como el mismo Villa.

Existe una falsa historia que se reitera en varias biografías, incluso en la más reciente, en la que se afirma que Luis Moya, conoce a Madero durante un viaje en San Pedro de las Colinas[11], según estos relatos Moya tenía 15 o 16 años y el año era 1871, mientras que Madero nace en 1873, quizás conoció a alguien de su familia, pero no al “Mártir de la democracia”.

Existió una característica en los hombres de esta revolución que no deja de impresionarme: Su rápida y decidida incorporación a la lucha armada, propiciada por su también rápido desarrollo político, si bien los antecedentes ideológicos se encuentran entre los clubes liberales y magonistas, la creación de una conciencia política, seguro obedece las propias vivencias de los revolucionarios en la realidad porfirista, sumado al afán de participación real de los ciudadanos en decisiones importantes como la elección de representantes, lo que los llevo a desarrollar su compromiso político al grado de unirse una lucha armada, por si eso no fuese suficiente dicho proceso de politización logro un grado de compromiso sumamente fuerte en un tiempo relativamente corto.

No tengo una explicación concreta en la cual pueda desentrañar el misterio satisfactoriamente, por un lado creo que las diferencias entre nuestra sociedad actual y la sociedad mexicana de principios del siglo XX, son mayúsculas, tanto en formación (ética, religiosa, moral) como nuestras formas de participación política, la exigencia de renovación llego al máximo y las personas tuvieron que decidir: Esos compromisos se habían hecho en el aire y a la ligera, o realmente creyeron en la posibilidad de transformar su realidad, por lo cual deberían actuar.

Tomando en cuenta que una gran parte de la sociedad había sido excluida de la participación política por espacio mayor a treinta años, al verse burlados y perseguidos, la ilusión y la desilusión son sentimientos fuertes que pudieron obrar en ese momento, estos hombres se decidieron a actuar siguiendo los lineamientos que habían respaldado meses antes, durante la campaña electoral. En suma, se creyeron legítimos actores políticos, y al ser burlados, refrendaron su compromiso.

Regresando al tema principal, Moya debuta en la revolución el 4 de febrero de 1911, ataca Nieves al norte del Estado, es difícil precisar cuál fue la razón para que no actuó antes, quizá era su intención esperar un poco, juntar fuerzas, armas, hombres, caballos y pertrechos. En este momento dudo mucho que tuviese ordenes específicas de Madero, aunque algunas biografías refieren que fue el mismo Madero quien lo nombró coronel y le encomendó “insurreccionar la zona “; esa fue quizá la orden más especifica que recibió, y ese se convirtió en su objetivo, pero lo más probable es que sus órdenes no vinieran directamente de Madero. Mientras que los grados militares, como en cualquier otra revolución se obtuvieron mediante méritos personales, al ser un ejército pragmático, no había espacio para las imposiciones, la gente que demostraba el don de mando era respaldada por sus compañeros. Al comienzo, si había una jerarquía preestablecida de hombres más cercanos a Madero y simpatizantes de su organización política, pero al producirse los encuentros, fue obvio que eran necesarios otra clase de hombres. Sin embargo, la idea de que Madero le otorgo el grado persiste en sus biografías:

“Llama la atención que se nombrara coronel a Moya (el mismo rango que a don Abraham), mientras que a otros como a Orozco se les dio hasta después de varios enfrentamientos con los federales…”[12]

El retraso de la Revolución en Zacatecas (Con Luis Moya), puede obedecer a varias razones, tal vez al principio no le fue fácil conseguir hombres dispuestos a unirse a la causa, incluso no es descabellado (ni humillante) suponer que el mismo Moya no se sintió del todo seguro de entrar a la “bola”, pero a medida que se volvió notoria la incapacidad del ejército federal para detener a los alzados, se convenció de que él podría hacer lo mismo aquí. Sus biógrafos no dudan de la decisión y el valor que Moya tenía, proponen que estos meses de retraso los empleó solamente para reunir gente y prepararse, dado que el llamado de Madero le encontró desprevenido y un poco fuera de su zona de “influencia “, sin embargo, sin los registros necesarios, es difícil saberlo con certeza.[13]

Lo cierto es que para el 4 de febrero de 1911 un grupo pequeño de hombres, algunas fuentes mencionan 23 hombres[14], otras 18[15] y de éstos, solo 5 tenían armas de fuego, atacaron la población y tras una breve escaramuza con las fuerzas del gobierno, tomaron Nieves (hoy Francisco Murguía), al norte del estado. Según Santiago Delgado, la defensa estaba integrada por 25 hombres reforzados con armas para otros 30 auxiliares que debían sumarse de la misma población, pero el mismo Santiago nos indica que estos no se prestaron a defender la plaza, los únicos que combatieron fueron los defensores de la cárcel, pero al final cedieron y huyeron. Las tropas de Moya permanecieron en el poblado poco tiempo, se apoderaron de $3000.00 que pertenecían al gobierno federal sin tocar el patrimonio de ningún otro particular y algunas otras fuentes mencionan que también tenía como costumbre repartir entre los pobres las “chivas” del monte pío. Moya abandona la población de Nieves con nuevos reclutas casi triplicando su fuerza (dependiendo de la fuente que tomemos), subiendo su número a 45 o 65, nadie menciona que hace con las 55 armas con las que aparentemente contaban los defensores[16], pero es de suponer que fueron requisados para la causa revolucionaria, como era costumbre, con lo cual las fuerzas de Moya contaban casi por completo con armas para todos sus hombres.

 Se trata de una acción pequeña, que aparenta poca importancia, una pequeña escaramuza, los diarios oficiales, ni siquiera lo registran, pero lo cierto es que esta primera acción exitosa dentro de Zacatecas, estas acciones comienzan a dar impulso a otras con lo cual se da un efecto de bola de nieve, los voluntarios comienzan a sumarse o a formar sus propias partidas revolucionarias, así es como de a poco se va contribuyendo a favor de la revolución.

La breve campaña de Luis Moya, que tan solo duró de febrero a mayo de 1911, ayudo con el esfuerzo revolucionario, distrayendo a las tropas federales, desviando la atención y los recursos del foco revolucionario más importante, mejoro las posibilidades de éxito de la revuelta nacional, con este mismo propósito muchas de las fuerzas irregulares se alzaron conforme lo propuso Madero, haciendo insofocable la revuelta. En el caso particular de Moya si bien su fuerza sumó pocos hombres, alrededor de 1000 o 1200 para el final de su campaña y la toma de sombrerete, lo cierto es que se había convertido en un constante dolor de cabeza para las autoridades estatales que no obstante sus esfuerzos, no pudieron acabar con él ni con su partida de revolucionarios.

La fuerza de su partida revolucionara como casi cualquier otra al comienzo de la revolución, residía tanto en su movilidad como en su capacidad para elegir sus encuentros, además de esto iba reclutando gente y sumándola a su tropa a cada paso del camino,  así es como Moya acumula triunfos y los pocos traspiés que sufre se limitan, a no concretar la toma de ciertas poblaciones, pero como lo demuestran sus números, su tropa no disminuye, si no que se acrecientan conforme se desarrolla la campaña.[17] La cabalgata de Moya comienza al norte del Estado, atacando poblados, no siempre tomándolos, a veces hostigarlos es suficiente aunque esto era representaba una desventaja mayor para los rebeldes que para los defensores de régimen ya que normalmente carecían de parque y les resultaba más difícil conseguir más por todo lo anterior no podían darse el lujo de desperdiciarlo.

 Como ya dijimos toma Nieves el 4 de febrero, esta decisión no es del tipo que se dan al azar, lograr un triunfo relativamente sencillo en su tierra natal tiene un componente estratégico en primer lugar tiene que comenzar con el pie derecho si pretende cumplir con su misión de “insurreccionar la zona” y atraer a más partidarios a su causa afortunadamente para Moya en su primer enfrentamiento logra todos sus cometidos, tomar la cabecera municipal, comenzar con un triunfo para que su nombre y su causa empiecen a ser reconocidos, mejorar la moral de sus hombres y a la vez atraer más, por ultimo: obtener pertrechos para la guerra.

Ya echada la suerte no tarda mucho en dar su siguiente golpe. Al poco tiempo de atacar Nieves se dirige hacia lo que hoy es Juan Aldama y Miguel Auza, San Juan y San Miguel del Mezquital respectivamente el 7 de febrero toman estas poblaciones, sin que las autoridades o la población hiciera resistencia un par de días después se dirigió hacia Durango específicamente hacia San Juan de Guadalupe 13 de febrero (sin conseguir tomarlo) pues la resistencia que encuentran los supera en número (80[18] hombres contra los cincuenta y tantos de Moya), al cabo de un par de horas prefieren retirarse ante la posibilidad de que la población sea auxiliada con refuerzos, en este punto de nuestra historia algunos especulan un  sobre el porqué se dirige fuera del estado hacia el norte en lugar de hacia el sur, donde se encontraba la rica plaza de Sombrerete, algunos creen que su intención fue despistar a las fuerzas federales, y al mismo tiempo es obvio que en este momento no contaba con la suficiente fuerza para poder sitiar y tomar esa plaza, por lo cual simplemente se mantiene en movimiento y sigue acumulando fuerza.

Después de San Juan del mezquital se dirige al sur, hacía Súchil, Durango lo toma el 25 febrero, podemos encontrar esta población en el mapa está situada paralelamente a la ciudad de Sombrerete, pero dentro del Estado de Durango, la frontera entre estados se encuentra en medio.

Posteriormente las fuerzas de Moya “bajaron” por el occidente, para regresar a territorio zacatecano, y caer sobre Chalchihuites tomándolo el día 26 por un corto periodo. Zamorano nos dice que para este momento Moya ya cuenta con 200 hombres, cifra que como siempre se debe tomar con cierta precaución.   Moya siguió en movimiento, ahora hacia Monte Escobedo llegando el 9 de marzo, pero en lugar de una fiera resistencia encontraron una cálida bienvenida por parte de los pobladores, la anécdota que destacan los biógrafos de Moya en esta ocasión es el juicio de uno de sus hombres: Pedro Martínez, quien había deshonrado a la causa revolucionaria cometiendo tropelías contra la población civil. Moya no dio espacio para que se cometieran este tipo actos, por lo cual, la suerte de este soldado quedo sellada, tras ser encontrado culpable es sentenciado a Muerte.

  El siguiente punto de la ruta de moya es Colotlán, Jalisco,  hasta Tlaltenango el 15 de marzo, donde le exige la rendición, pero las autoridades no acceden, por lo cual comienza el combate, según Ramos Dávila (aparente fuente de los otros)  son 60 hombres los que defienden el poblado, ante los 200 hombres de Moya, la ventaja de los defensores se tradujo en que supieron aprovechar sus recursos y ocuparon los lugares estratégicos que conocían para oponer resistencia, el baluarte más importante en el cual se basó toda su defensa fue el de la Parroquia, el combate comenzó al medio día y continuo hasta el anochecer, Moya fue herido en un brazo y uno de sus colaboradores más importantes, Antonio Amaro, murió tratando de doblegar a los ocupantes de la parroquia,  por la noche, los defensores capitularon, bajo la condición de que se respetara la vida de todos, y no ocurrieran desmanes en la población. Según la descripción del carácter de Moya, dicha condición estaba de más, pero de todas maneras quedo como un acuerdo formal y así la plaza fue ocupada, como botín de guerra, las fuerzas de Moya requisaron $5000 pesos[19] del Banco Nacional, mismos que pertenecían al gobierno, dejando el dinero de la gente en paz.

Sus andanzas siguen más al sur, al saber que una fuerza federal avanza tras él, dirige a sus hombres hacia el Teúl de González Ortega, sigue por La Estanzuela hoy García de la Cadena, también pasa por Mezquital del Oro, en estos poblados aparentemente no se reportaron incidentes ni combates, pero Moya aprovecho para hacer proselitismo sobre su causa y así atraer más partidarios para la revolución maderista.

Un par de días después arriba a Juchipila el 25 marzo, pero atacó hasta el día siguiente, dando tiempo a la organización de la defensa, por lo cual es rechazado y parte hacia Apozol luego a Jalpa, ahí se le une Manuel Caloca y su gente, voluntarios que había juntado de la misma manera que Moya. Unen sus fuerzas para crear un destacamento con más presencia en el territorio zacatecano y pudiera combatir mejor a las partidas que el gobierno enviara contra ellos.

Después de acrecentar sus números se dirigieron hasta Calvillo, Aguascalientes, el 6 de abril la cual toman sin mayores contratiempos, las fuerzas revolucionarias amagan con entrar en la capital de Aguascalientes, todo parecía indicar que la ciudad seria atacada, sin embargo, Moya gira abruptamente y emprende el regreso hacia el norte, directamente hacia la capital zacatecana.

 En esta ocasión el camino que Moya eligió es paralelo a las líneas del tren, muestra quizás, de que había ganado confianza[20], esta afirmación parece indicar verdaderamente el sentimiento del Coronel, y son tres razones las que lo hicieron sentirse más seguro: la experiencia que ha ganado en combate, el número de hombres que comandaba aumento considerablemente, y por último se sabe que los federales apenas tenían hombres para defender las ciudades  importantes, incluso cuando enviaban a alguien a perseguirlos no podía ser por mucho tiempo, por otro lado la gran movilidad de las tropas moyistas no hacia posible que las fuerzas federales pudieran entrar en un combate decisivo con los revolucionarios, huir para pelear otro día era una buena forma de salir de los problemas más graves. Así pues, su siguiente movimiento es una osada y larga marcha hasta la ciudad de Zacatecas a la que llega el 9 de abril, si bien no logra tomarla, todo parece indicar que esa no fue su intención, por la manera en que se desarrolla el ataque[21].

La marcha de Moya desde las afueras de la ciudad de Aguascalientes hasta la Capital zacatecana es una maniobra algo extraña, pues su intención aun no queda del todo clara, las fuerzas del gobierno lo estaban persiguiendo, y Moya quizá sintió que lo estarían esperando en Aguascalientes o que habría una fuerte resistencia así, que decide salir de esa trampa.

La ciudad Zacatecas o mejor dicho su guarnición se sentiría segura pensando que los revolucionarios se encontraban bastante lejos por lo cual su guardia estaría baja, aun así, se trata de una marcha de poco más de 100 kilómetros, en un par de días, en su camino descansaron en San Pedro Piedra Gorda, pero retomaron su camino por la noche con lo cual para la madrugada del 9 de abril estaban en Guadalupe.

La intención de este ataque no era en realidad tomar la capital probablemente solo quería asustar y exhibir a las autoridades de la ciudad, demostrando la impotencia de las fuerzas del orden, con lo cual las hazañas de los moyistas tendrían que ser mentadas, y esto además es una forma de hacerse propaganda para la causa. Una opción extra, vagamente sostenida por algunos autores, indican que presuntamente la intención de Moya y su ataque sorpresa, era de tomar preso al gobernador Ing. Francisco de P. Zárate.

Moya y sus fuerzas entran en Zacatecas por el camino a Guadalupe y salen por el norte por el barrio de la pinta, hasta la hacienda que se encontraba por lomas de Bracho, pernoctan en Vetagrande, esa misma noche, algunas crónicas refieren a este hecho como la primera toma de Zacatecas durante la revolución, sin embargo, no es preciso referirse de esa manera a esta acción, pues trascurre en un lapso demasiado corto, además que para declararla “tomada” las autoridades de la ciudad tendrían que haberse rendido o abandonar la plaza, cosa que no sucede, muy probablemente el Coronel Moya preocupado por la posible llegada de refuerzos, no persistió en su ataque a la ciudad, la crónica de este ataque nos dice que se trata de un ataque rápido, los revolucionarios recorren las calles de la ciudad (Desde Juan Alonso, hoy López Velarde, hasta el barrio de la pinta.) disparando a los puntos de resistencia que se encontraron en su camino, las autoridades no se enteraron hasta muy tarde de la cercanía de las fuerzas moyistas, de lo contrario habrían organizado su defensa de modo que los revolucionarios no pudieran entrar en la ciudad, el plan de Moya funciono, el combate seguramente fue muy confuso para los defensores, al pedir refuerzos a los diferentes cuarteles que se habían establecido, se encontraron con que estos también se encontraban bajo ataque, las fuerzas revolucionarias atacaron la ciudad en tres columnas: Una por la estación, otra por el centro, esta columna la  dirige personalmente Moya, y otra más pegada al cerro de la bufa, no tomaron ninguna posición, en cambio se mantuvieron hostigando a los defensores en sus propios cuarteles y utilizaron la estrategia de “pega y correr”.

 Al final del día Moya y sus hombres pernoctaron en el vecino pueblo de Veta grande, lo cual es otro indicador de la debilidad de las fuerzas que ocupaban la capital, pues su presencia no fue lo suficientemente persuasiva para que los revolucionarios buscaran refugio en algún lugar más lejano o escondido.

Este incidente es uno de los pocos registrados en el Periódico Oficial de Zacatecas[22], normalmente destinado a otros temas, curiosamente la nota es publicada hasta el 15 de abril casi una semana después:

 ” En la irrupción que hicieron ayer en esta ciudad las partidas de Moya y Ávila, atravesando rápidamente algunas de las principales calles, lanzando gritos subversivos é incitando a la revuelta, aquel pueblo se mantuvo indiferente a toda excitativa,”[23]

En resumen, llama a los revolucionarios “ilusos y mal aconsejados”, felicita al pueblo de Zacatecas, y celebra su comportamiento ya que se mantuvo tranquilo y no se sumó a las acciones de los “revoltosos “, también reconoce la labor las fuerzas de seguridad, aunque esta publicado en el periódico oficial del día 15, casi una semana después, tiene al final la fecha del 10 de abril y está firmado por Francisco P. Zarate, el entonces gobernador.

 Después de esta escaramuza Moya retoma su camino hacia al norte, y luego de algunos pequeños choques con fuerzas federales, intentó tomar Fresnillo el 12, para luego dirigirse aún más al norte, volviendo sobre nieves el 15 y tomando otros poblados del vecino estado de Durango, como San Juan de Guadalupe el 19 de abril, Mapimí el 27, y C. Lerdo, un poco después.

Mientras tanto los acontecimientos locales y nacionales se desenvolvieron rápidamente. La revolución creció y no podía ser sofocada. Nos encontramos en el mes de abril de 1911, mientras Luis Moya siguió con campaña por el norte de Zacatecas y poblaciones colindantes de Durango, la revolución se extiendo por toda la república (pero especialmente en el norte, Chihuahua se vuelve el epicentro de la rebelión) y aunque los “revoltosos” aún no habían conseguido tomar ninguna ciudad importante, las negociaciones con Madero comenzaron.

 A la par, sus fuerzas se disponían a tomar Ciudad Juárez el 20 de abril, pero ante la posibilidad de llegar a un acuerdo, Madero duda, y fue establecido un armisticio[24], este se mantuvo desde el 23 de abril hasta el 7 de mayo, los revolucionarios exigían como condición para la paz, la renuncia del Gral. Díaz. Condición que fue descartada de tajo por los parlamentarios del gobierno, al considerarla excesiva y la negociación se ve concluida, en el periódico Oficial del Estado De Zacatecas encontramos el Manifiesto del presidente de la República General Porfirio Diaz, a la nación, en este informa primero del propósito del gobierno de modificar algunas leyes para que la reelección terminara y para que el sufragio fuese respetado, (Sufragio efectivo, no reelección) según el manifiesto: pruebas de que “actuaba de buena fe”, sin embargo no pudo aceptar el requerimiento de que él y su vicepresidente renunciaran, pues eso sería inconveniente para la nación, el fracaso de las negociaciones, se debe pues al “capricho” de los revolucionarios, y concluye :

“El presidente de la república que tiene la honra de dirigirse al pueblo mexicano en estos solemnes momentos, se retirará, sí, del poder cuando su conciencia le diga: que, al retirarse, no entrega el país a la anarquía y lo hará en la forma decorosa que conviene a la Nación, y como corresponde a un mandatario que podrá, sin duda, haber cometido muchos errores, pero que también ha sabido defender a su patria y servirla con lealtad.”[25]

Este Manifiesto es publicado en Zacatecas el 10 de mayo, el mismo día que es tomada Ciudad Juárez, los combates se reanudaron desde el día 7, esta ciudad se convierte en la única “importante” que cae en las manos de los revolucionarios y con su caída se derrumba el régimen porfirista, pues al retomarse las negociaciones los delegados del gobierno aceptan la condición que exigía la renuncia del presidente con lo cual, la inverosímil revolución maderista triunfa.

Al enterarse del cese del armisticio, Moya avanza sobre Sombrerete, prácticamente se combate al mismo tiempo por Ciudad Juárez (8, 9 y 10 de mayo) y por Sombrerete (8-9 de mayo), este sería el mayor logro del coronel Luis Moya dada la importancia de esta ciudad, sin embargo, tomarla le costaría la vida.

Según cuenta Ramos Dávila en su biografía de Moya, el coronel tenía una particular forma de hacer la guerra, pues en varias ocasiones en lugar de emprender un ataque sorpresa sobre la plaza a la que pretende entrar, esperaba e incluso les pedía a las autoridades que se rindieran y entregaran la población. Según Dávila, el coronel llega a sombrerete el 7 de mayo, en este caso esperaba refuerzos, y al recibirlos comienza el ataque el día 8, en la defensa de Sombrerete los sitiados escogen los puntos estratégicos y las alturas para defenderse, se hacen fuertes particularmente en la parroquia del lugar, los atacantes por su lado implementan una nueva táctica, avanzan cubiertos por los edificios vecinos “taladrando” las paredes y al acercarse lo suficiente, vuelan la cúpula de la parroquia con dinamia, en este punto la defensa se desmorona y el combate termina.

 La muerte de Moya se da en circunstancias extrañas, algunos afirman que se produce durante la toma de la ciudad, unas horas antes de que termine el combate, mientras que otra fuente indica que su muerte sucedió después de que los combates cesaron, existe otra versión en la que se maneja otra historia un tanto teatral, pero popular desde 1911, según la cual la muerte de Moya no fue casualidad, sino que se trató de un asesinato por parte de uno de sus hombres[26], un tal Pablo Méndez quien al parecer entró a la revolución con ánimos de saqueo, Moya lo reprendió y le advirtió que de continuar con su empeño de enriquecerse a costillas de la revolución, le procesarían en una corte marcial, y de hallársele culpable enfrentaría la pena de muerte. Ante esta amenaza, Méndez espero una oportunidad la cual se dio justamente durante la toma de sombrerete. Sin embargo, me parece que este es un caso curioso, pues de dos corridos que existen ninguno nos da luces sobre el asunto, uno llamado “Corrido de la muerte de Moya”[27], en esta versión, el caudillo muere antes de que termine el combate el lunes 8 de mayo de 1911, no existe mención alguna del asesinato; el otro corrido es: “El corrido de Pablo Méndez”[28],en este tampoco contiene alguna referencia al asesinato. Sin embargo, los periódicos de 1911 que pude consultar, aunque de unos meses después de los hechos, refieren en pequeñas notas algún “chismecillo” sobre la vida de la hija del coronel, y en estas mismas se maneja ya la historia del asesinato[29].

 Pero según la versión del asesinato, que ha sido muy reproducida: Méndez, huyo después de asesinar a Moya, pero sus excompañeros revolucionarios lo atrapan en una hacienda cercana, y tras un breve juicio es ajusticiado. Sobre este punto solo puedo decir que hace falta más investigación, en caso de que se quiera dar una respuesta concluyente.

Desde un punto de vista nacional la campaña del Coronel Luis Moya no parece gran cosa, pero si recordamos que los hombres que dirige Pancho Villa, en este momento, son solo unos 500 o 600, y el ejército que toma ciudad Juárez es de tan solo unos 3500, las fuerzas de Moya no son tan insignificantes; y ya que el plan Maderista en realidad contaba con que estas fuerzas irregulares y pequeñas golpearan al unísono, las acciones de Moya corresponden plenamente con esta idea de una revolución en muchos frentes que sería más difícil de doblegar, así que con cada pequeño foco de insurrección ganaron elementos para la negociación de la paz, ese mayo de 1911.

El legado de Moya para la revolución tampoco termina con su muerte, su legado puede rastrearse en esos hombres a los cuales organizo y preparo, con quienes a combatió codo a codo,  estos hombres no fueron otros que aquellos que formaron la División del Centro en 1914, en un principio (En 1912 cuando la revolución Maderista está gozando de su victoria) estos revolucionarios fueron integrados al ejército nacional en el 26° Regimiento Rural[30] mismo cuerpo que combatió a los oros quistas poco después. Estos mismos hombres continuaron peleando después contra el golpe de Estado que depuso a Madero, vuelven a sus orígenes guerrilleros y rebeldes bajo las órdenes de Pánfilo Natera, contra las fuerzas federales de Huerta en 1913. Por último, fueron los mismos hombres que consiguieron tomar la capital por primera vez durante la revolución, también en 1913. Y un año después junto con la División del Norte y sus famosos generales, vuelven a tomar Zacatecas en esa afamada batalla.

En este punto la primera etapa de la revolución concluye, pero la guerra tardará mucho años en terminar, tan solo un año después los grupos que apoyaron militarmente a Madero están inconformes por la manera en que se les ha tratado, no arriesgaron su vida para que todo siguiera igual, algunos han obtenido puestos políticos importantes (Carranza y Abraham Gonzáles, se vuelven gobernadores) pero el sentido de conciliación de Madero, ha dejado mucho del viejo andamiaje porfirista en lugares estratégicos y por otro lado a  gran parte de los excombatientes maderistas se les pide que se desarmen, mientras que el ejército federal contra el que pelearon no solo no se disuelve,  sino que reasume sus funciones normales, ahora bajo la administración maderista.

Tanto Moya, como Natera y otros  muchos hombres de quienes probablemente jamás conozcamos sus nombres, representan parte de nuestra historia, la que tristemente ha caído en cierto olvido,  opacada entre otras  cosas por ostentosos festejos carentes de crítica y reflexión, despojándolos de su contexto y de sus significados, festejos caricaturescos que no le hacen justicia a estos hombres ni a su historia, conocer sus nombres y sus hazañas en cierto modo revindica su sacrificio, y como siempre, es el comienzo para construir un análisis, no solo del significado de la Revolución Mexicana, si no del significado de nuestro presente tomando en cuenta los sacrificios enormes que muchos mexicanos hicieron en pos de una Patria más grande y más justa. Solo hasta el día que entendamos y reconozcamos a los actores de nuestra historia de una manera critica, podremos comprender cual es nuestra deuda con esas generaciones, con lo cual espero, sabremos defender mejor el legado que sus sacrificios nos dejaron.

[1] La oposición al régimen de Díaz se remonta años atrás desde 1906 e incluso antes, en formas diversas pero quizá una de las más importantes y que se dejara sentir luego, fueron las organizaciones obreras y el trabajo intelectual de los hermanos Flores Magón.

[2]  RAMOS Dávila. Zacatecanos en la Revolución,  p.15.

[3] Revolución a Galope, Marco A. Zamorano p.28

[4] Revolución a Galope, Marco A. Zamorano. P.32

[5]  Citado en Zamorano, Revolución a Galope p. 43, de J. Flores, La Fragua de una leyenda p. 167.

[6]  RAMOS Dávila, Zacatecanos en la Revolución p. 84.

[7]  En la biografía de Luis Moya hecha por Ramos Dávila, El coronel José Luis Moya Regis un Romántico de la revolución, menciona específicamente que Moya es natural de Sombrerete, mientras que el apartado del Diccionario histórico y biográfico de la revolución mexicana en el estado de Zacatecas, menciona Sombrerete, pero también suma Chalchihuites, por último, la tesis de Zamorano, indica que podría ser Nieves o Sombrerete el lugar de nacimiento de Moya.

[8]   Diccionario Histórico y biográfico de la revolución mexicana en el estado de zacatecas p.909. en Zacatecanos en la revolución p. 181.

[9] Santiago Delgado, Eleazar Díaz, Luis Moya el revolucionario y una retrospectiva de familia. Ed Texere 2014.

[10]    Zamorano, “Revolución a galope“ p.34.

[11] Marco Antonio Zamorano, es el único que nota y hace notar que las fechas simplemente no concuerdan.

[12]  DELGADO SANTIAGO, LUIS MOYA EL REVOLUCIONARIO. P.41

[13]  Según varias biografías se encontraba en chihuahua, ZAMORANO, REVOLUCION A GALOPE. P.42

[14]      Esparza Sánchez, El Corrido Zacatecano. (El corrido de Nieves) PP 52-53.

[15]       Ramos Dávila, Zacatecanos en la revolución. p. 27.

[16] Las fuerzas de seguridad estaban integradas por 25 hombres armados y contaban con armas para otros 30 auxiliares, Delgado Santiago, Luis Moya, p 42-43.

[17]    Es muy interesante examinar estas cifras, si el 4 de febrero Moya tenía 23 hombres, y para el 26 de febrero cuando toma Chalchihuites ya son 200 sus hombres, en lo personal lo encuentro un poco difícil de creer, son muchos hombres para una campaña de solo 22 días, después en Tlaltenango, el 15 de marzo, se dice que 60 hombres defendieron la población contra los 200 de Moya, combate muy dispar, para que luego el 18 marzo cuando llegan al Teul, Moya tiene solo 150 hombres, ¿50 bajas? Como lo dije al principio no creo que tuviese 200 hombres, estas cantidades deberán tomarse siempre como aproximados,

[18] Dávila Ramos. EL CORONEL JOSE LUIS MOYA,.P.29

[19] Delgado Santiago, Luis Moya el revolucionario y una retrospectiva familiar, p50 -51

[20] M. Antonio Zamorano es el primero que propone esta idea.

[21]   Moya y alrededor de 60 o 100 de sus hombres se adentran a la ciudad desde la calle que hoy conocemos como Av. López Velarde, el resto de sus hombres si divide, unos avanzan por el cerro de la bufa, y otros hacia la estación, la fuerza que encabeza Luis Moya va luego a por la calle Guerrero, hasta Tacuba donde presuntamente se encontraba la casa del gobernador, al no encontrarlo, pasan de largo hasta lo que hoy sería la plaza Goitia, de ahí a lo que hoy es la av. Hidalgo y siguen derecho hasta el barrio de la pinta, pernoctan en la hacienda las mercedes y luego abandonan la ciudad por ese sector con dirección a Vetagrande.

[22] Muy pocos de estos sucesos se registraron en el Periódico Oficial, durante la campaña de Moya, solo aparece este incidente, y el anuncio del fracaso en las negociaciones de paz del 7 de mayo, pero se publica hasta el 10.

[23] HBPMM, C. 19, POGEZ, ABRIL 1911, Día 15, 1er y 2da plana CAJA 19.

[24]    Según Ramos Dávila, después de Mapimí y C. Lerdo, Moya se entera del armisticio, y deja de asolar la zona, manteniéndose a la expectativa, sin embargo  sus mismos datos señalan el 27 la toma de Mapimí, ahí se establece su cuartel un tiempo y después toma C. Lerdo, pero no nos dice cuándo y cuando se encuentra frente a Sombrerete es ya el 7 de mayo el mismo día que se termina el armisticio,  al comienzo de este parece que tardo más de 7 días en enterarse del acuerdo, esta vez parece que se informa de inmediato.

[25] HBPMM, C. 19, POGEZ, MAYO 1911, Día 10, 1er, 2da y 3ser plana.

[26] Son partidarios de la teoría del asesinato, Ramos Dávila, M. A. Zamorano, Esparza Sánchez en su libro del corrido zacatecano, a pesar que ninguno de los dos corridos lo indica, pero en su monografía del estado no lo menciona.

[27]    Según este corrido Moya muere el lunes que seria 8 de mayo.

[28]    En este se menciona como Pablo Méndez era un saqueador y fue ajusticiado, pero eso es todo. Sin embargo tanto Ramos Dávila (en El coronel José Luis Moya Un romántico de la revolución) recoge la versión del asesinato, de la misma manera Esparza Sánchez, (En El corrido zacatecano) relata como la muerte de Moya se debió a la mano asesina de Méndez, sin embargo no nos explica porque si esa fue la causa del proceso que se le imputo a Méndez, no es mencionado en ninguno de los dos corridos, para seguir acrecentando el misterio, el mismo Esparza Sánchez, en una Monografía del Estado de Zacatecas,  pensada para el nivel de educación básica, decide no meterse en problemas y solo menciona que Moya muere antes de tomar Sombrerete. Ambos corridos se encuentran en el libro El Corrido Zacatecano de Esparza Sánchez.

[29] La hija de un Héroe. Próximamente partirá para Chihuahua, donde tiene algunos parientes, la señorita Amalia Moya, hija del heroico jefe insurgente Don Luis Moya, que fue cobardemente asesinado por un fanático porfirista, durante el combate en sombrerete, 18 de agosto de 1911 primera plana El Diario de Zacatecas, hemeroteca de la biblioteca Mauricio Magdaleno, caja 19

[30] Esparza Sánchez, Zacatecas suelo metálico (Monografía estatal) p170.

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