Por Rafael Castañeda / Secretario General.
Caminando por las calles de San Cristóbal, se respira el frio invernal del año que termina, y se entrelaza uno con el caminante que viene de otras latitudes. Olores y lenguas se mezclan bajo las luces navideñas que se desbordan en el centro que fue testigo hace ya 32 años de los pasos de los caminantes del porvenir de origen maya.
Aún recuerdo las imágenes del Palacio Municipal tomado. La voz de los sin voz alertando con algarabía: “¡Cayó Ocosingo compañeros!”
Mientras todos dormíamos el sueño del fin de la historia. Hubo quienes desvelaron para cambiar las cosas, quienes caminaron la noche, quienes echaron a andar de nuevo la rueda, la de la historia.
En una madrugada fría los otros, los despreciados, los de las cuevas y las cañadas, los nadie, caminaron la montaña e iniciaron su entrada triunfal en la historia. Locos de contentos acudían al llamado de la muerte. ¿Qué importaba? Si por primera vez seguros estaban que no morirían de parto. La hora de cobrar cada una de las burlas, las humillaciones, los golpes y la explotación, por fin había llegado. Venían acompañados de su odio, de su amor, de sus muertos, de sus vivos, de su hambre, de su grandeza y dignidad.
32 años después, caminamos este frio, respiramos estas calles, no como añoranza del pasado pues la lucha del presente nos convoca una vez más a encontrarnos.
Esta vez se llama Semillero “DE PIRÁMIDES, DE HISTORIAS, DE AMORES Y, CLARO, DESAMORES”
Aquí estamos nuevamente los comunistas presentes. Como adherentes de La Sexta y como firmantes de la Declaración por la Vida.
Hace 20 años exactamente llegué por vez primera vez a esta ciudad para caminar junto a los zapatistas en el arranque de La Otra Campaña. Desde ese día hasta hoy, no he dejado de regresar a territorio zapatista, sin descanso y siempre con singular alegría.
Y sobra decir que nos sentimos en casa.
Hemos escuchado con atención la palabra de los participantes en el semillero. Saludado a los compañeros que luchan de diversas formas dentro del territorio nacional y en otros lados del mundo. Confirmando nuevamente la importante presencia juvenil de las bases zapatistas. Admirando la claridad y firmeza política e ideológica de los mandos del EZLN. Y por supuesto, hemos estado en constante comunicación con los camaradas del Partido que han estado al pendiente del semillero y de nuestra visita a territorio libre.
Aquí estamos pues junto a nuestros aliados. Aquellos mismos que nos dijeron por motivo del 15 aniversario del Partido:
“Así que tal vez de esto se trate todo eso que es empeño común, camino y destino: de ser dignos de la humanidad.”
El 2026 será para quienes militamos en el Partido de los Comunistas un año de innumerables retos e inmenso trabajo. Será el año de nuestra consolidación como destacamento revolucionario y de nuestro crecimiento como Partido de Cuadros. Los cuales cada vez serán más capaces, más entregados, más creadores, más dignos, más revolucionarios.
Venga pues el 2026. Estamos listos, puestos, dignos y alegres.
¡Salud y Revolución Social!
