La reciente “reforma educativa” aprobada por las Cámaras de Diputados, Senadores y Congresos Locales es la ejecución de un mandato de la organización para la cooperación y el desarrollo económico (OCDE) y los centros financieros internacionales siendo en realidad una reforma laboral para destruir a los sindicatos, en este caso al sindicato nacional de los trabajadores de la educación (SNTE) y arrebatar los derechos fundamentales de los maestros: desaparece la seguridad del trabajo, pues de hoy en adelante será el patrón quien, mediante exámenes de oposición, decidirá quién se queda, quién se va, quién ingresa y quién asciende a cargos de dirección en el trabajo, desapareciendo la bilateralidad de las relaciones laborales y la organización sindical de los trabajadores de la educación.
Con la “autogestión de las escuelas” ahora sí por disposición constitucional dejarán la responsabilidad del mantenimiento, construcción y pago de los servicios en las escuelas a los padres de familia, alumnos y maestros, privatizando la escuela pública.
Los maestros serán examinados permanentemente por un tercero ajeno a la relación laboral: el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, quien ejecutará las políticas educativas diseñadas por los centros financieros internacionales con intenciones punitivas, es decir para castigar. El servicio profesional docente obligará al maestro a capacitarse permanentemente, robándole su tiempo de descanso y pagando sus costos, quitándole al patrón la obligación de capacitar para el trabajo a los trabajadores de la educación.
Se habla de mejorar la calidad de la educación, pero ello está muy lejos de lograrse con esta reforma constitucional, en la que no se hace ninguna referencia al enfoque filosófico, pedagógico y social de la educación, ni al salario ni a la generación de empleo, que serían los principales problemas a resolver.
Para el Partido de los Comunistas esta reforma feudal, que conculca los derechos históricos de los trabajadores de la educación, las conquistas y derechos laborales legadas por los revolucionarios de 1910, que costaron más de un millón de muertos, es inaceptable.
Por ello nos pronunciamos en contra de su aplicación y llamamos a que los trabajadores del sector educativo, junto con los trabajadores de otros sectores y del pueblo de México, realicemos una gran movilización para agitar, denunciar y luchar contra este mal gobierno y su sistema capitalista de opresión, marginación y explotación.
Consideramos que en la etapa actual se debe privilegiar la lucha política en lugar de la lucha reivindicativa.
Vamos por la destrucción del capitalismo y por la construcción de un sistema de la vida económica y social que ponga en el centro de todo el bienestar y los derechos de los trabajadores y del pueblo. Este nuevo sistema no puede ser otro más que el socialismo, que será un Estado dirigido por la clase obrera y el pueblo en general.
¡Proletarios de todos los países, Uníos!
Monclova, Coahuila, 17 de febrero de 2013.
El Comité Central del Partido de los Comunistas.