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domingo, septiembre 14, 2025

1975: Fue el Estado. El Estado contra el pueblo de Nayarit.

Por Rafael Castañeda Pineda / Secretario General

Se cumplen 50 años de uno de los fraudes electorales más escandalosos de la historia, quizás el más grande, o el más trascendental en la vida del país, pues no permitió el arribo al poder de verdaderos revolucionarios y de un pueblo sumamente organizado. Hoy, a medio siglo, los nayaritas recordamos ese lamentable acontecimiento.

Es necesario precisar que no se trató, o no solo, de un fraude a Alejandro Gascón Mercado y a su gente, ni tampoco al Partido Popular Socialista. Fue un golpe contundente y cobarde en contra de todo un pueblo.

Con la fuerza del Estado se terminó la comuna de Tepic, el poder popular de los vecinos de la capital de Nayarit que fue organizado y promovido por el glorioso XXVI ayuntamiento; la oportunidad de tener un parlamento que legislara a favor de los trabajadores y del pueblo; el replicar en todos los municipios el ejemplo del Tepic del 72, donde el pueblo ejerció el poder, aprendió a luchar con alegría y con la certeza de ser el arquitecto de su propio destino; un futuro alentador para los nayaritas desde el punto de vista económico, social, deportivo, científico y cultural; se perdió la posibilidad de que Nayarit se convirtiera en un ejemplo nacional e internacional de que otro mundo es posible, donde el pueblo sea el que mande y el gobierno obedezca, y donde se construyera, en el pacífico mexicano, un lugar donde los revolucionarios de todo el mundo pudieran tener un refugio.

El perpetrador del golpe fue ni más ni menos que el nada glorioso Ejército mexicano. En el libro Por la Veredas del Tiempo, Alejandro Gascón Mercado, dice lo siguiente sobre aquellos días:

“Al principio convocaron las elecciones para el 2 de noviembre. La gente estaba dispuesta a enterrarlos ese día, pero la pospusieron para el 9 de noviembre. Llegó el día, los nayaritas votamos desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche. En muchas casillas se votó toda la noche y hasta otro día por la mañana. Evidentemente no estaban votando por el PRI.

Cuando las colas son largas y se tarda la votación lo más probable es que sea la oposición la que está logrando la victoria, porque el aparato del Estado tiene un porcentaje de electores bien controlado, pero que no llega al 25%. Lo que les favorece mucho es la abstención electoral y la diversificación del voto, pero en ese tiempo solo había dos posiciones: la del gobierno y la del pueblo.

¿Qué sucedió en la mayoría de las Casillas? El ejército se robó las urnas. Yo nunca había visto en medio siglo que el Ejército se robara las urnas. En ese tiempo era secretario de la Defensa Nacional el General Hermenegildo Cuenca Díaz, un anticomunista militante que intervenía con un grupo en el Partido Revolucionario Institucional.

Estos consideraban al candidato del PRI en Nayarit como una posición del Ejército y tenían a Pinochet, después del golpe chileno en que asesinaron al presidente Salvador Allende, como su inspiración.

Habían escogido a Nayarit para demostrar al poder civil la fuerza y las pretensiones del Ejército. Así nos lo hicieron saber militares progresistas, pero no llegamos a pensar que el Ejército tomara en sus manos el proceso electoral en Nayarit en 1975.

Coparon la Comisión Electoral y directamente dieron instrucciones a los soldados que estaban supuestamente cuidando las urnas. Obreros de la Comisión Federal de Electricidad captaron las instrucciones de los militantes de los militares y las grabaron.

Logramos tener muy pocas actas; en ellas nuestra ventaja era muy grande en mi pueblo solo saqué un voto en contra.

El día 10 recabamos la información el pueblo defendió las urnas hasta que entraron las bayonetas y se las llevaron. La prensa publicó una fotografía de la profesora Larios Partida abrazada de la urna junto con algunos adolescentes, abriéndose paso entre las bayonetas, tuvieron que subirla al camión militar y se la llevaron al lugar donde estaban concentrando las urnas que no era, por cierto, el lugar convenido.

Luego vino la operación fakir. Estudiantes de la Universidad de Guadalajara, de los grupos priistas tradicionales trabajaron durante días encerrados en el cambio de boletas y de documentación, falsificando las firmas. 8 días más tarde de la elección, cuando se ofrecieron los resultados se hablaba de que el PRI habría obtenido 50,000 votos y 45,000 el Partido Popular Socialista.

Nosotros demostramos ante la prensa nacional y ante el presidente Echeverría, a quien enviamos las grabaciones, la falsedad de estos hechos y demandamos la nulidad de las elecciones porque estábamos seguros que si se volvía a convocar a nuevas elecciones, volveríamos a ganar.

Por cierto, que el gobierno no cuidó ninguna forma. Puso como funcionarios de casilla a miles de priistas de todo el país que les garantizaran esta operación previamente planificada. En Paso Hondo, municipio de Tecuala, fue presidente de la casilla el entonces diputado federal yucateco, Víctor Cervera Pacheco.

Al paso de los años, diferentes actores de distintos niveles me han platicado cómo participaron en el fraude electoral. Un día Luis M. Farías nos invitó a un grupo de diputados a tomar una copa; entre ellos estaba el chiapaneco Cueto Citalán, que fue jefe operativo del fraude junto con Luis del Toro Calero.

Muchos tuvieron que ver en el fraude y al paso de los años me decían algunos: “te la debemos”. No comprenden que nosotros no vemos la política como una cuestión mercantil sino como una cuestión de principios.”

Este 18 de septiembre a las 4 de la tarde, en el auditorio Carlos Marx de la facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nayarit, se realizará un conversatorio donde se tratarán estas cuestiones y otra más. Porque no solo fue el robo de las urnas y de la elección del 75. Además, fue la expulsión del proceso electoral de la fuerza política de izquierda más importante en 1976. Fue la represión constante sobre sus militantes. El exilio para muchos de ellos. El hostigamiento para todos los simpatizantes del movimiento.

Así como los deudos y sobrevivientes de la matanza del 68 y del 71, de la guerra sucia, de las desapariciones forzadas. Así como los familiares de los 43 de Ayotzinapa y todos los que han sufrido la represión del Estado exigen conocer la verdad; así el pueblo de Nayarit exige que se conozcan los archivos del Ejército sobre 1975. Por eso estaremos el próximo 18 de septiembre conversando junto al Dr. Diego Hernández Cruz, el investigador de la verdad Francisco Félix Cárdenas y el antropólogo Gilberto López y Rivas.

¡Asiste y participa!

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